El Palacio Nacional de México es un edificio emblemático lleno de historia, arte y secretos que se han acumulado a lo largo de los siglos. Este edificio ha sido testigo de momentos cruciales en la historia de México, y ahora alberga tesoros y anécdotas poco conocidas que merecen ser descubiertas.
Desde la escalera de Carlota hasta el último libro que leyó Benito Juárez, cada rincón del Palacio Nacional tiene una historia que contar.
Una residencia llena de historia y de arte
El Palacio Nacional además de ser la sede del poder ejecutivo en México; es también un museo vivo que alberga obras de algunos de los artistas más importantes en la historia del país. Entre estas, destaca un óleo sobre tela de Diego Rivera, “Vendimia de Flores”, valorado en 31 millones de pesos. Esta pieza capturó la atención de líderes internacionales, incluido el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante su participación en una exhibición en Washington.
Colección presidencial: entre lo histórico y lo cotidiano
La diversidad de objetos dentro del Palacio Nacional es sorprendente, desde elementos de gran valor artístico hasta objetos cotidianos. Por ejemplo, el inventario presidencial incluye desde valiosas esculturas de la Diana Cazadora y Don Quijote de la Mancha hasta juguetes de plata como baleros y yoyos. En esta combinación podemos apreciar la rica historia y las tradiciones de México, así como los cambios en la vida cotidiana de sus habitantes a lo largo del tiempo.
El último libro de Benito Juárez y más tesoros literarios
El Palacio Nacional también es un refugio para tesoros literarios, incluyendo el último libro que leyó Benito Juárez. La historia nos cuenta que el Benemérito de las Américas, murió el 18 de julio de 1872 pero durante la noche anterior se encontraba leyendo un libro en francés, “Historia de la Revolución Francesa” de Thomas Carlyle, al comenzar a sentirse mal, lo dejó de lado con una marca en la página donde había dejado su lectura, la página 145. El libro se encuentra en la biblioteca del Palacio Nacional y está abierto en la página donde Juárez dejó de leer.
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La presencia de obras de literatura, junto con documentos históricos y objetos personales de figuras clave en la historia de México, contribuye a la riqueza cultural del Palacio.
La escalera de Carlota
La escalera de Carlota, ubicada en el Palacio Nacional, es una de las estructuras más emblemáticas del edificio. Fue construida por orden del emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa, la emperatriz Carlota, en la década de 1860. La escalera está hecha de mármol blanco y tiene 67 escalones. Se dice que Carlota la mandó construir para poder acceder a sus aposentos sin tener que pasar por las habitaciones de Maximiliano.
La vajilla de plata en el cambio de tradiciones culinarias
Los invitados del presidente son recibidos, literalmente, en bandeja de plata, como suele decirse. La Presidencia cuenta con una vajilla de plata ley 0.925 que incluye cafetera, tetera, lechera, cremera, azucarera, botanero, calabaza, champañera, enfriador de vino, ensaladera, especiero, frutero, hielera, platón, salseras y soperas. Entre los objetos más singulares se encuentran un balero, un yoyo y un silbato de plata.
Los cambios en las actividades dentro del Palacio Nacional han permitido conocer un poco más de esos tesoros. Por ejemplo, la transformación de las tradiciones culinarias en eventos oficiales, con un enfoque en platillos nacionales que lucen en las piezas de la vajilla de plata, con orgullo por la cultura y las tradiciones nacionales.
Un minihospital en Palacio Nacional
La salud de los presidentes siempre ha sido un tema de interés nacional. La Presidencia cuenta con un equipo médico que bien podría montar un minihospital, con un tomógrafo de cuerpo completo, equipo de rayos X, cama clínica eléctrica, básculas, oxímetros, termómetros, tanques de oxígeno, anoscopio y nasofaringoscopio.
El tesoro de los objetos religiosos
El inventario de Presidencia también incluye cientos de objetos religiosos, que bien podrían ser parte de una pequeña iglesia, como un altar dorado con medallones de ángeles, una custodia de corona de espinas, dos cálices de latón, un Cristo de madera tallada y un misal en latín, entre varios objetos más.
Objetos singulares en Palacio Nacional
Además de las obras de arte, la vajilla de plata y los objetos religiosos, el Palacio Nacional alberga otros objetos singulares, como dos cunas para recién nacidos, una mesa de ping-pong, un juego de canasta de basketball infantil, dos columpios, un escalador, una resbaladilla y un sube y baja. También hay 62 cafeteras, dos urnas de cristal cortado Luis XVI, una bala de metal de 1936 y una bayoneta mediana de acero inoxidable.
El inventario de bienes del Palacio Nacional, que incluye desde artefactos médicos hasta artículos religiosos, ofrece una ventana única a la historia de México. Cada objeto, ya sea una pieza de arte invaluable o un utensilio de cocina de plata, cuenta una parte de la historia del país y de las personas que han vivido y trabajado dentro de sus muros.
El Palacio Nacional es mucho más que la sede del gobierno de México; es un testigo silencioso de la evolución del país, un custodio de sus tesoros culturales y un recordatorio de la riqueza de su historia. Este edificio representa el alma de México, conservando las huellas de su pasado para educar e inspirar a futuras generaciones.