El escritor español, Juan Del Val, nos cuenta sobre su más reciente novela Delparaíso, con la que crea un reflejo de la sociedad actual. También, destaca la poca importancia que tiene el que tan rico o pobre seas, ya que existen cosas como el odio, miedo, amor, deseo y la muerte, de las cuales nadie se puede escapar.
Por Samia Becil Canavati
Cuéntanos sobre Delparaíso, ¿qué te inspiró a escribirlo?
Me apetecía mucho escribir una novela que estuviera situada en una urbanización cerrada y llena de seguridad; en donde las personas que están adentro, están vigiladas por cámaras de seguridad y guardias todo el tiempo. También, me llamaba mucho la idea de escribir sobre como hay cosas, sobre todo las más importantes, de las que no nos podemos ocultar. En este caso, decidí situar la historia en Madrid pero puede ser reconocible en cualquier gran capital del mundo, como la Ciudad de México.
¿Cómo es tu proceso creativo al momento de empezar a escribir un libro nuevo?
Creo que soy un autor poco convencional, pues voy escribiendo sin una guía. Empiezo por tener más o menos una idea de lo que quiero escribir y en el momento que empiezo a trabajar en ella me sorprendo a mí mismo. Me parece que soy un escritor intuitivo, pues para mí el proceso se basa en meterme tanto en la historia que no salgo. Me siento a escribir una hora, tras otras y otras otra; no existe ningún otro plan salvo dedicarle muchas horas e ir construyendo la novela.
¿Cómo evitas caer en el patrón o estilo de uno de tus libros anteriores?
Siempre he tenido la oferta de mi editorial para hacer la segunda parte de las 3 novelas que he escrito, cosa a la que me he negado. ¿Cómo huyo de caer siempre en lo mismo? Cambiando de una manera voluntaria, pues yo también necesito motivación para escribir, necesito cambiar.
¿Qué crees que hace de un libro, un buen libro?
Yo creo que nada en el arte se puede contar. Lo que me puede parecer un buen libro a mí, tiene que ver con la manera en que me llega, en la manera que el autor escribe para satisfacer una necesidad mía. Los libros buenos no son tan reconocibles porque tiene que ver más con la aceptación de cada quien. Y aunque el éxito de ventas de un libro te puede dar una pista de a cuánta gente lo conmovió, esto no quiere decir que el que se venda más es mejor. No existe ningún libro en la historia de la literatura que le haya gustado a todo el mundo, aunque sí creo que es mucho más fácil identificar los libros malos. (risas)
¿Qué tipo de historias son las que más te gustan escribir?
Yo soy un autor de personajes, todo lo demás se me da mal porque a mí lo que me interesa son las personas. Las tramas terminan siendo la excusa para contar y desarrollar a los personajes, ¡me encanta entrar en ellos y descubrirlos hasta despellejarlos! Me interesa muchísimo la vida y me gustan mucho las personas entonces es de lo que escribo. A mí me gusta escribir de lo que sé.
¿A qué retos te enfrentaste en el proceso de escribir tu nuevo libro?
Después de que escribí Parece Mentira y Candela, todo el mundo editorial y los lectores comentaban que soy un autor que sabe dialogar muy bien. Ahora, para escribir Delparaíso, me puse el reto de hacer una novela en la que no se dialogara absolutamente nada. Yo voy marcando mis propios retos, pues para escribir tengo que tener cierta motivación. Necesito sorprenderme y estar en un lugar de muchísima inquietud para poder crear algo nuevo.
¿Qué tanto de la historia podrías decir que está relacionado con tu vida personal?
En todo. Si tú me lees y luego me conoces, me podrías encontrar en cada uno de los personajes. Me puedes encontrar en los personajes que más adoro, como Mihai, y en el que más detesto, como Pascual. Muchas veces nos parecemos a ese que no queremos ser, sin embargo, no me escondo de mí mismo y por eso puedo rozar todos mis límites.
¿Con qué personaje es con el que más te identificas?
Yo creo que el secreto de Delparaíso es que al final, en esencia, te puedes identificar con todos los personajes.
¿Crees que este libro es tu aportación a la sociedad para crear conciencia sobre temas de la actualidad?
Definitivamente no. Soy un autor con mucho ego pero poco pretencioso. No pretendo dar lecciones, ni juzgar, nunca sé quienes son los buenos y quienes son los malos. No creo en ese tópico de que los ricos son los malos y los pobres los buenos, pues he conocido a gente pobre muy mala y a ricos que son muy buenos, y al revés. Yo intento reflejar la situación a manera de que cada quien se identifique con quien quiera y a su manera. No pretendo crear ninguna crítica social en lo absoluto, pero sí un reflejo de la sociedad.
¿Cuál es el mensaje que te gustaría que se lleven los lectores de Delparaíso?
Que no hay que darse tanta importancia ni creerse tan trascendentales. Por mucho que pensemos que todo lo que hacemos o dejamos de hacer, que nuestros fracasos o éxitos son trascendentales, la realidad es que siempre habrá un mañana y el mundo seguirá avanzando. Mi libro Delparaíso busca reflejar exactamente eso, pues pasan un montón de cosas que al terminar la historia, no cambian nada. Y al final, aunque pasen los días, los que están dentro, seguirán dentro, los que están fuera querrán estar dentro, los que están dentro querrán estar fuera, y todo seguirá igual que al día anterior. Me gustaría que se lleven el mensaje de que realmente nada es tan importante. Te puede interesar: PEPE SOHO, EL ARTISTA QUE VENCIÓ LA ADVERSIDAD MEDIANTE LA FOTOGRAFÍA El regreso de la novela romántica