Por Cecilia Morales Andere
Como todo buen corazón, el Centro Histórico de la Ciudad de México cuenta el gran pulso que -con el paso de los años- la sociedad vive entre un respiro y otro.
El Centro Histórico se cataloga como un espacio lleno de magia, bullicio, sorpresas, historia, tradición y nostalgia, para mencionar tan sólo algunos adjetivos que lo describen. A lo largo del tiempo este gran centro capitalino muestra distintos escenarios y acumula también, una combinación de esas épocas que nos hacen suspirar y recordar. Recientemente, el Museo del Objeto del Objeto (MODO) realizó el paseo virtual Palacios, calles y callejones del Centro Histórico, en el cual conocimos algunos datos de interés de este singular sitio. Acompáñanos a conocer algunos datos curiosos, la influencia de las familias de abolengo que habitaban en la Ciudad de México y los talentos que quedaron plasmados a través de los siglos. Este recorrido fue posible de la mano de Rodrigo Hidalgo, cronista de la Ciudad de México y de Aldo Sánchez, curador de la exposición del MODO: Centro Histórico, Corazón de México.
Un crisol social
Las vecindades son espacios inmortalizados en la pantalla grande, en películas como Nosotros los pobres ustedes los ricos, y el escenario de distintos melodramas que reúnen a todo tipo de familias e historias. El Centro Histórico alberga vecindades famosas que hasta hoy se pueden apreciar como la que se retrató en Salón México, dirigida por Emilio “Indio” Fernández y en la que aparece la actriz Marga López. Hoy este lugar es una bodega de plásticos.
Un gran punto en el mapa central
La Alameda Central tiene mucha relevancia dentro de las cartografías y litografías antiguas que la convierten en un punto de referencia y que ayuda a orientarnos para saber en qué sentido está el mapa que vemos. De hecho, la Alameda del Centro Histórico es uno de los parques públicos más antiguos de la Ciudad de México, que se creó en el siglo XVI.
Historia taurina en el Centro Histórico
Sabías que en el predio de lo que hoy conocemos como la sede de la Lotería Nacional, el edificio El Moro, se erguía, hasta 1861, una plaza de toros. Posteriormente, se construyó ahí la casa de Don Ignacio de la Torre, yerno de Porfirio Díaz.
Conectada y urbanizada
Si bien es cierto que hasta nuestros días, la Ciudad de México continua el proceso de urbanización, el Centro Histórico vivió uno de sus mejores momentos a inicios del siglo XX, cuando colonias emblemáticas y contiguas se visualizaban en el mapa, tales como la Colonia Juárez, la Roma, la Obrera, la Doctores. De hecho, en 1900 el tranvía eléctrico hizo su arribo a la capital mexicana.
Esquina emblemática
Al hablar del Centro Histórico, no podemos evitar mencionar el cruce de Madero, Juárez y el actual Eje Central. A inicios del siglo XX, esta intersección albergaba a la plaza Guardiola y ahora es parte del Edificio Guardiola, anexo del Banco de México, que se ubica en la calle 5 de mayo. La plaza Guardiola fue muy representativa históricamente, pues en ella pasearon varios personajes como Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Ana, Porfirio Díaz y hasta Benito Juárez. Esta zona era parte del Convento de San Francisco que después de la época de la Reforma, se fraccionó. Posteriormente, en este sitio se construyó la casa de la familia Escandón, prominente en la época del Porfiriato y propietaria de una hacienda en La Condesa, de ahí proviene el nombre de esa colonia.
El primer rascacielos
El edificio de La Nacional, en el Centro Histórico, fue el primer rascacielos de la Ciudad de México. Se inauguró en 1932, con diseño de Manuel Ortiz Monasterio, Bernardo Calderón y Luis Ávila. Hacia los años 40, se realizó un concurso arquitectónico para construir un anexo, el ganador fue Alonso Mariscal con una propuesta unida a La Nacional y cuyo terreno hoy ocupa la tienda Sears.
50´s de altura
En esos años la Torre Latino ya se encontraba en construcción. De hecho, en la pantalla grande se retomaba esta edificación como Del suelo no paso, con Resortes; Dos mundos y un amor, con Pedro Armendáriz; Amor en cuatro tiempos, con actrices como Silvia Pinal y Corazón de niño con Ignacio López Tarso.
Tintes de modernidad
Hacia los años 40 ya empiezan a convivir distintos tipos de estilos, como el porfiriano del Palacio de Bellas Artes. El séptimo arte comienza a retratar esos tintes de modernidad como en Maldita Ciudad la cual contrasta con cintas como Allá en el rancho grande, con paisajes de Azcapotzalco y la Hacienda del Rosario.
Corredor de cines
Lo que hoy es Eje Central era un relevante corredor de salas de cine, por ejemplo, Cinelandia, la cual se especializaba en cintas de caricaturas. Otros cines famosos situados en esta avenida fueron el Coloso, Teresa Novelty, La Avenida, Actualidades, Mariscala, el Apolo. Además, esta misma avenida conocida anteriormente como San Juan de Letrán, albergaba el Templo de Santa Brígida, un edificio del siglo XVIII muy socorrido para celebrar bodas, pero que fue destruido en los años 30. Para cerrar con broche de oro, la visita obligada fue al MODO, Museo del Objeto del Objeto en la calle de Colima 145, Col. Roma, cuyas puertas abre de viernes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas