De pequeña a Martha Saenz, le interesaba crear, sin embargo, fue años después que tomó un curso en Sevilla y, con el apoyo de su familia y amigos –entre ellos Roberta Lobeira–, comenzó a pintar.
Por Cecilia Morales Andere
Martha nos comenta que durante su infancia en Sonora, México, pasaba parte de su tiempo observando a su mamá pintar y le pedía plasmara lo que ella tenía en la mente. Su madre siempre le dijo que aprendiera e intentara hacerlo por sí misma para que sus cuadros fueran realmente lo que ella quisiera transmitir; sin embargo, fue unos años después, cuando tomó un taller en Sevilla, España, y ahí descubrió lo que desde niña quería. “¡Pude pintar lo que tenía en mi cabeza, desde ese momento no he dejado de hacerlo!”.
La carrera artística de Martha la ha acompañado a lo largo de su vida, cambios de residencia en diversos países –actualmente vive con su familia en Madrid–, embarazos y un sinfín de experiencias que nutren su creatividad, pues cada cuadro que ella pinta tiene de manera intrínseca parte de sus vivencias, viajes del alma y algunos secretos que plasma a la perfección por medio de elementos como corazones, estrellas, animales y ojos que, para ella, todos tienen un significado emocional y espiritual, definiendo su obra como un surrealismo muy pasional.
Sus familiares y amigos, entre ellos, Roberta Lobeira, Bernardo Noval y Sara Galindo, por mencionar algunos, son algunas de las personas que siempre la apoyan e impulsan para continuar su camino creativo.
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