Todo comenzó con una pregunta hace 12 años: “¿Qué podemos hacer nosotros?”. Ser un artista emergente en México, implica encontrarte ante una competencia voraz en la que, si no cuentas con los medios o una plataforma, es difícil poder crear un nombre.
Salón ACME surge con la misión de ser precisamente eso: una plataforma que impulsa el trabajo de jóvenes artistas en nuestro país y facilita su llegada a la escena internacional. La primera edición de Salón ACME ocurrió en abril del 2013, en Gobernador Rafael Rebollar 95 en la Colonia San Miguel Chapultepec. En esta se recibieron más de 300 propuestas por convocatoria. Se exhibió la obra de 56 artistas y asistieron alrededor de 3 mil visitantes a la muestra.
Salón ACME cumplió 10 años hace unos meses, lo que en el mundo del arte es sinónimo de llegar a la adultez y consolidarse en la escena artística del país, pero el camino no ha sido tan fácil. Fundada por Álvaro Ugarte, Sebastián Vizcaíno, Zazil Barba, Homero Fernández y Alejandro Gutiérrez Champion, Salón ACME nace como una respuesta a una necesidad personal y colectiva. “Existían ferias más grandes en aquel entonces, pero nosotros como artistas jóvenes nos preguntábamos cómo es que lo hacían ellos; y cómo es que nosotros podíamos hacer lo mismo, a nuestra escala”, menciona Álvaro Ugarte.
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En la actualidad, Salón ACME se presenta en una casona recuperada en General Prim, que se ha vuelto el hogar del salón por los últimos años. Su espléndida arquitectura y encanto porfiriano hacen de este, un espacio auténtico e ideal para presentar a los distintos artistas que se unen cada año a través del proceso de selección curatorial, del cual Ana Castella está a cargo este año. “Creo que es importante ver cómo es que el mismo espacio permite el flujo de distintas expresiones artísticas, e incluso, el performance visual y sonoro. Se ha vuelto muy nuestro el espacio y hemos logrado sacar provecho de esta casa para comunicar lo que es Salón ACME”, comenta Zazil Barba.
Su décima edición trajo cambios que promovían la participación de nuevos artistas. “Incorporamos Bodega ACME, el cual es un espacio que da continuidad a los artistas que nos han acompañado”, comenta Ana Castella. Sus artistas invitados se benefician de este lugar y, como expresa Sebastián Vizcaíno, esto permite generar el diálogo entre artistas y asistentes al Salón.
Salón ACME ha facilitado un cambio en los dogmas establecidos en el arte. Su labor como plataforma para artistas emergentes se ha convertido en un estandarte de México y ha propiciado la salida de cientos de artistas ante el mercado internacional. Lo que inició en 2013 como un proyecto curatorial, hoy es un modelo que se genera desde necesidades artísticas y no dictadas por un mercado. Este formato ha afianzado la calidad de los artistas y es un proyecto que perdura; por tal motivo, a días de su onceava edición, nos invita a celebrar su legado.