Del viernes 27 de octubre al domingo 29, se celebró en el Autódromo Hermanos Rodríguez el Gran Premio de México, veinteava fecha del Campeonato Mundial de la Fórmula 1 de la FIA. Desde la suite de Tequila Patrón, CARAS presenció junto a un nuevo récord de asistencia con más de 400,000 fanáticos del automovilismo, una de las carreras más esperadas del campeonato.
Toda la expectativa se centró en el piloto mexicano, Sergio “Checo” Pérez, quién esperaba convertirse en el primer mexicano en ganar en casa. Con un público que expresó su apoyo con cantos y vítores desde el primer día, Checo mantuvo un buen ritmo durante las prácticas, pero no lo suficiente para superar a su compañero en Red Bull, Max Verstappen.
El sábado, día de clasificación, Scuderia Ferrari volvió a mostrar su imponente ritmo a una vuelta en México con las difíciles condiciones del autódromo. Dónde la adaptación de los motores a la menor cantidad de oxígeno en el aire y a la reducción de aerodinámica, juegan un papel crucial, debido a la gran elevación del circuito respecto al nivel del mar. Leclerc se llevó la Pole, sobreponiéndose a su compañero de equipo, Carlos Sainz y al ganador del campeonato Max Verstappen, mientras Checo Pérez sufrió con los neumáticos y solo consiguió clasificarse en quinta posición.
El domingo, después del desfile de pilotos y un homenaje a las víctimas de el huracán Otis, la tensión se sentía en la parrilla de salida. Cuando finalmente se encendieron las luces, Max Verstappen y Checo Pérez lograron una magnífica salida, mientras Verstappen adelantó a Sainz y se ponía a la par de Leclerc, Checo Pérez sorprendió a todos adelantando a tres pilotos y poniéndose por una nariz al frente de Verstappen y Leclerc, en ese momento, se sintió la ilusión y esperanza del público de que podría, desde la tercera fila, acabar la carrera en primer lugar.
Hasta que abruptamente, al finalizar la recta principal, y al estar los tres pilotos lado a lado, Leclerc alargó la frenada y Checo decidió girar para tomar la curva, hubo un contacto de llantas y el Red Bull salió disparado en el aire, siguiendo derecho y cayendo al último lugar. Nació la esperanza de una remontada cuando el auto logró terminar la vuelta y entrar a boxes para evaluar los daños y cambiar las ruedas, pero todo terminó cuando se determinó que el daño a el auto era demasiado grande para continuar, el héroe mexicano abandonó entre lágrimas, tanto suyas como del público, la carrera.
A partir de ahí, Max Verstappen quedó al frente del pelotón y como en el campeonato de pilotos, se volvería inalcanzable y nadie lo tocaría. La pelea se concentró por el segundo lugar. Nuevamente era el Ferrari de Leclerc quien estaba a la defensiva, mientras que Hamilton buscaba arrebatarle el segundo lugar y los siete puntos extra que este conlleva. El inglés lo logró en la vuelta cuarenta, con un arriesgado movimiento en la recta principal, donde sus ruedas tocaron la tierra, Hamilton logró meter su auto en la primera curva y llevarse la segunda posición, relegando a Leclerc al tercer lugar.
Cuando ondeó la bandera a cuadros al terminar las setenta y un vueltas, el ambiente en el autódromo era agridulce, por un lado se presenció una gran carrera, pero por el otro el fantasma del abandono de Checo hacía presencia en la mente de los asistentes. Pero esto no detuvo una gran celebración en el podio ubicado en el Foro Sol, donde Max Verstappen ascendió junto con su auto a lo más alto. Acompañado por Hamilton y Leclerc, recibió su trofeo fabricado por TANE y vivió el himno neerlandés proseguido del tradicional baño de champaña acompañado de la ya legendaria obertura de Carmén de Bizet.
Este resultado dificulta la busqueda del sub-campeonato de Checo Pérez, ya que Hamilton sigue recortando diferencias, situandose a 20 puntos de Checo. Con solo tres carreras restantes debera exprimir el Red Bull al máximo si quiere coronarse como el segundo mejor piloto de la categoría.
