Los Juegos Olímpicos han sido testigos de momentos de gloria protagonizados por miembros de distintas casas reales, estos han competido con gran pasión, llevándose medallas o grandes lecciones, y aunque no todo ha sido miel sobre hojuelas para estos royals tan deportistas, las historias que los ligan a los juegos olímpicos han sido parte de las páginas de las revistas del corazón, marcando hito en la prensa rosa.
Alberto y Charlene de Mónaco
El Príncipe Alberto II compitió en la prueba de trineo en los Juegos Olímpicos de Invierno de Calgary en 1988 hasta Salt Lake City en 2002. La prensa informó que el príncipe rechazó cualquier trato especial durante sus periodos olímpicos y vivió en las mismas habitaciones básicas que todos los demás atletas.
Es preciso decir que Alberto lleva la vena olímpica que heredó de su abuelo Jack Kelly, el padre de la princesa Grace, quien compitió en dos ediciones de los Juegos Olímpicos, en Bélgica (1920) y París (1924), obteniendo cinco medallas en total. Asimismo y siguiendo sus pasos, su hijo John Jr., compitió en cuatro olimpiadas.
Volviendo a Alberto, su esposa, la princesa Charlene de Mónaco, también tiene su historia en los Juegos Olímpicos, pues monarca de origen sudafricano es una nadadora consumada, de hecho fue en la alberca olímpica de Montecarlo, que Alberto la vio por primera vez.
Charlene participó en los Juegos Olímpicos de Sídney en el año 2000 como miembro del equipo de relevos obteniendo la quinta posición. Sin embargo, la princesa no volvió a calificar para la justa deportiva y dejó su carrera acuática en 2011 cuando se casó con el príncipe. De esta manera, cambió el posible oro de una presea olímpica por el de una corona, siendo parte de la familia real de Mónaco.
Ana de Inglaterra y Zara Tindall
La princesa Ana y su hija han participado en los Juegos Olímpicos en la categoría de salto; ambas han forjado una carrera dentro de esta disciplina. Ana compitió en 1976 en Montreal; aquella participación especial de la hija de la reina Isabel II fue documentada en todo momento, hasta llegar a ocupar el puesto número 24.
Y aunque aquella fue la única vez que participó en estos juegos, volvió a vivir la emoción en 2012, cuando su hija no solo compitió, sino que obtuvo medalla de plata, siendo la propia Ana quien le colocó la presea al cuello a su heredera. También tenemos que mencionar que Mark Phillips, padre de Zara, compitió en 1972, obteniendo una medalla de oro, hazaña que repitió años más tarde, en 1988, cuando consiguió otra de plata.
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