Dejando de lado el hecho de lo complicado que es el impulso y apoyo del deporte en México, existen otras disciplinas con costos elevados como el golf, la Fórmula 1 o la vela, el polo lidera el ranking por una simple razón: depende de caballos de alto rendimiento, cuidados específicos y escenarios muy particulares.
¿Por qué el polo es tan costoso?
A diferencia de otros deportes, en el polo no solo inviertes en equipamiento, sino también en caballos altamente entrenados. Cada jugador necesita al menos cuatro caballos por partido, que se van rotando para mantener el rendimiento. El precio de un solo caballo puede oscilar entre $10,000 y $50,000 dólares, dependiendo de su entrenamiento y pedigree.
Pero el gasto no termina ahí. Cada animal requiere alimentación especial, entrenamiento constante, atención veterinaria, herraduras y transporte, lo cual representa decenas de miles de dólares anuales por ejemplar. Si se suman los costos de establos, grooms (cuidadores), transportistas y seguros, el presupuesto se dispara.
¿Dónde se practica?
El polo no se puede jugar en cualquier campo. Requiere canchas de tamaño reglamentario, mantenimiento constante y, en muchos casos, membresías en clubes privados de alto nivel, donde solo ingresan jugadores con historial competitivo o invitaciones especiales. Las cuotas de estos clubes suelen superar los cientos de miles de pesos anuales, sin contar las tarifas por torneo o los gastos en entrenadores profesionales.
¿Quiénes lo practican en México?
El polo tiene presencia en ciudades como Ciudad de México, Querétaro, Valle de Bravo, Guadalajara y Yucatán, donde se concentran algunos de los clubes más exclusivos. Es común verlo asociado a familias con alto poder adquisitivo, empresarios o figuras públicas. Incluso ha ganado visibilidad gracias a eventos sociales y torneos con presencia de marcas de lujo.