Entre gritos de “Olé, Olé", por parte de los aficionados, salió en hombros el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza quien se despidió el 5 de febrero en el marco del 78 aniversario del recinto más grande del mundo.
Tras cortar dos orejas al toro “Manuel”, de la ganadería de Los Encinos, Pablo se despidió del coso de Insurgentes después de poner de pie a todos los asistentes con sus grandes ejecuciones. Pablo Hermoso de Mendoza compartió cartel con los matadores Ernesto Javier “Calita”, y Arturo Gilio, quien confirmó su alternativa.
Más de 40 mil aficionados a la tauromaquia entonaron el himno nacional frente a la bandera tricolor desplegada en el ruedo al inicio del festejo, en un ambiente lleno de alegría y nostalgia por la despedida de un grande del toreo. En la plaza fueron colocadas vallas emtálicas con frases de amantes de la fiesta brava como Gabriel García Márquez, Joaquín Sabina, Vicente Fernández y más. En punto de las cuatro de la tarde con treinta minutos, sonaron parches y metales, para presenciar el gran evento que marcó el adiós del rejoneador.
Como tradición, sonaron de fondo Las Golondrinas, con un ejemplar de nombre Manuel que logró una profunda conexión entre el público y el rejoneador que firmó una faena memorable que hizo que la plaza gritará “torero, torero”.
Para poner un toque aún más emotivo, Guillermo, el hijo de Pablo que busca trazar su propio camino en la tauromaquia bajo el legado de su padre, se encargó de sacar en hombros a su padre entre una multitud que lo estaba esperando para despedirlo.