Por Bang Showbiz @CARASmexico
Tras disfrutar de una larga temporada de calma durante la que parecía haber recuperado el control de su vida, previo paso por rehabilitación el año pasado para superar su adicción a los calmantes y recuperar un peso saludable, Aaron Carter ha vuelto a preocupar a sus fans y allegados por igual al hacer gala de un comportamiento errático en las últimas semanas. En consecuencias, no ha resultado una gran sorpresa que hace unas horas anunciara la cancelación de su gira por “razones de salud”, pero insistiendo en que no había motivos para alarmarse por su bienestar, ya que solo quiere tomarse un merecido descanso para recargar energías.
Sin embargo, desde su círculo de allegados no parecen compartir ese punto de vista, ya que este domingo cuatro agentes del departamento de policía de Los Ángeles se presentaron en su casa tras recibir una llamada que el propio Aaron está convencido que tuvo que ser realizada por alguna persona cercana a él. Los policía estaban acompañados por un experto cuyo objetivo era evaluar si el intérprete suponía un peligro para sí mismo o para otros. “Estuvieron en mi casa durante quince minutos... Les invité a pasar y nos sentamos a hablar. Yo no paré de grabarlo todo en Instagram. Lo estaba emitiendo en directo porque la triste realidad es que temo por mi seguridad”, ha explicado él en declaraciones al portal TMZ.
El hermano menor del famoso miembro de los Backstreet Boys, Nick Carter, informó inmediatamente a las autoridades de que poseía varias pistolas cargadas que se encontraban repartidas por distintas habitaciones de la casa. La semana pasada él mismo desveló en el programa ‘The Doctors’ que le habían diagnosticado oficialmente un trastorno de identidad disociativo, esquizofrenia, cambios de humor marcados por fases maniaco depresivas y unos niveles de ansiedad muy altos, pero su historial médico no afecta a su permiso para comprar armas de fuego. Aunque Aaron está convencido de que la intención de la policía era ponerle “una camisa de fuerza” y recluirle durante 72 horas contra su voluntad en un centro psiquiátrico, finalmente los agentes no encontraron motivos para recurrir a esos extremos, pero sí le recordaron que no se trata de la primera ocasión en que alguien se pone en contacto con ellos para compartir su preocupación por la estabilidad mental del artista.