Platicamos con Alberto Guerra sobre las ficciones que hoy día llegan a la pantalla para entretener al público, las cuales en su mayoría, reflejan una realidad, pero no dejan de ser una simulación de la vida tal cual la conocemos.
Por Jorge Alférez
A lo largo de su carrera, Alberto Guerra ha formado parte de grandes proyectos tanto en cine como en televisión, en los que se ha enfrentado a diversos retos como actor, con la única intención de entretener a su audiencia y hasta cierto punto, reflejar diversas realidades de las cuales ha sido parte, tanto en el día a día, como en la ficción.
¿Qué representa para ti, contar historias con mensajes delicados o realidades muy explícitas?
Como actor, es un gran logro de carrera poder compartir con grandes directores, con compañeros a quienes conozco desde hace muchos años, a quienes admiro, quiero y respeto mucho, así como con nuevos talentos. Con respecto al mensaje, al tema y demás, es una de las realidades de México, que si bien, no es la única, existe y merece ser retratada. Cuando se trabaja en una producción que refleja un tema social o cultural, se hace una mezcla entre la realidad y la ficción, pero me parece un retrato bastante digno de dicha realidad en específico, pues hablamos de México y sus contrastes.
¿Por qué abordar ciertos temas en la ficción tan cercanos a la realidad?
La ficción siempre se ha encargado de retratar la realidad pasada o presente, por ejemplo en México; la gente dice que las únicas historias que se cuentan son de narcos, pero no es cierto. Quizá, lo único que ven y que consumen sea eso, pero en nuestro país, se hacen muchísimas otras cosas, simplemente hay temas que llaman más la atención, lo cual tiene que ver totalmente con el espectador, pero lo cierto es que cada país tiene sus momentos. Si analizamos los productos de Estados Unidos en los últimos años, han habido muchísimas historias que condenan o retratan el racismo sistémico. Eso tiene que ver con que, en los últimos años, ha habido una alza en la voz, por lo que la ficción lo llega a retratar. Yo creo que es totalmente normal.
¿Alguna vez has rechazado participar en un proyecto por ir en contra de tus principios?
Creo que mis valores personales no tienen nada que ver con los valores de los personajes. Como actor, yo estudié, trabajo y estoy capacitado para darle vida a cualquier personaje, dependiendo de la historia. Digamos que, encasillarme con personajes simplemente porque estoy de acuerdo con ellos o en cómo piensan o cómo actúan en la vida y ante la sociedad, me reduciría y sería sumamente aburrido. Mi trabajo como actor, es darle la voz a todo tipo de personajes, de historias y de psicologías, aunque puedo decir que jamás formaría parte de un proyecto que abogue por la diferencia de razas, que sostenga que haya una raza superior o algo similar, pero sí me sumaría a un proyecto que cuente una historia sobre esa diferencia de razas o de los conflictos históricos. Y quizá, por mi color de piel me tocaría interpretar a un personaje del lado equivocado de la historia, pero eso no significa que esté mal representarlo.
¿Consideras que existe alguna otra razón por la que se cuentan este tipo de historias?
Creo que la razón principal por la que se lleva a cabo una serie o una película, es por el amor a lo que hacemos; al cine, a filmar, a la actuación, a la dirección, al vestuario… Creo también que los mensajes son un mito, porque tú puedes intentar presentar un proyecto con un mensaje, pero puede ser que no lo logres y que el mensaje no traspase la pantalla. Además, tener la intención de mandar un mensaje es creer que todo el público que te va a ver y va a pensar igual que tú. Eso es encasillar al ser humano. No puedes intentar creer que la gente va a tomar tu película o proyecto de la misma manera. La idea siempre es contar una historia, sin saber si será entretenida, si tendrá un mensaje o si será exitosa. El punto de lo que hacemos es querer contar una historia en específico y disfrutar del proceso y del simple hecho de hacerlo. Seguir leyendo: BLUE ROOM: UNA OBRA PARA CUESTIONAR LA PROPIA HUMANIDAD ZURIA VEGA TOMÓ POR SORPRESA A ALBERTO GUERRA