Dicen que los amores imposibles o aquellos que fueron “casi algo”, son los más difíciles de superar u olvidar. Anyone but you, lo demuestra una vez más.
La premisa de Anyone but you
Bea y Ben, los protagonistas de esta comedia romántica se conocen cuando él la salva en un momento inoportuno y seguido de este, la invita a salir. Sin embargo, luego de una primera cita, la cual pareciera haber sido un éxito, el miedo y las inseguridades del pasado parecen haberse apoderado de ambos, impulsándolos a tomar una postura a la defensiva que lo único que consigue es alejarlos.
Pasado el tiempo, el destino y un par de amigos en común consiguen reunirlos, cuando ambos son invitados a una boda en la cual, deciden fingir que están juntos para evitar problemas y cuestionamientos de externos.
Un filme comercial muy bien logrado
Aunque muy predecible (como casi todas las comedias románticas) Anyone But You resulta una historia fresca, aun contando con múltiples elementos de una clásica romcom, como una serie de despedidas y reencuentros, una canción de amor y hasta una boda (porque nunca fallan), no obstante, resulta una historia cero pretenciosa, pues pareciera que no busca nada, más que hacernos pasar un buen rato.
“Feel the rain on your skin”
Al compás de Unwritten de Natasha Bedingfiel, se cuenta la historia de Anyone But You, la cual, además de resultar un filme para pasar un buen rato, nos invita a reflexionar respecto a esos momentos en los que no nos animamos a sentir por miedo a que nos puedan herir, o bien, por un error o amor del pasado que pareciera limitarnos a volver a animarnos a enamorarnos.
Bajo esta premisa, Anyone But You, resulta una cinta que, si te llega de forma correcta, te puede hacer volver a creer en el amor o al menos, animarte a sentir un poco más.
Los aciertos de Anyone but you
Definitivamente, el mayor acierto de esta comedia romántica es la pareja protagónica conformada por Sydney Sweeney en el papel de Bea y Glen Powell dando vida a Ben. La química entre ambos es innegable, dando vida a un par de inexpertos en el amor que nos hacen sonreír y nos confirman que, como humanos sensibles e inexpertos ante la vida misma y sus infinitos sentimientos, hacemos muchas tonterías en nombre del amor.