La reina del soul no escribió ningún testamento para su familia. Solo ha pasado una semana desde que el mundo se vio obligado a despedirse de la legendaria Aretha Franklin, quien falleció el pasado jueves a los 76 años de edad tras una dura lucha de casi una década contra el cáncer de páncreas, pero como es menester tras el fallecimiento de una figura con semejante patrimonio personal, los responsables de gestionar su herencia se han puesto ya manos a la obra para proceder al consiguiente reparto de sus bienes entre los cuatro hijos que dejó la artista. En este sentido, y como ha dado a conocer el portal de noticias TMZ citando fuentes de su entorno, resulta sorprendente que la reina del soul hubiera optado por no redactar testamento alguno -incluso durante sus últimas semanas de vida, en las que estaba consciente y lúcida- con el que concretar el destino de determinados objetos de valor. Eso explica que, como determinan las leyes del estado de Michigan, la herencia vaya a ser distribuida de forma equitativa entre sus cuatro vástagos: Clarence (63), Edward (61), Ted (54) y Kecalf (48).
El testamento beneficia a sus hijos
Una vez resuelto el que, por lo general, suele convertirse en uno de los asuntos más espinosos y delicados que han de dirimir las familias ante la muerte de un ser querido, solo queda esperar al próximo 31 de agosto para que familiares, allegados y amigos de la inolvidable Aretha se reúnan en el Greater Grace Temple de Detroit -ciudad natal de la vocalista- para darle un último adiós a la estrella antes de que se disponga a descansar eternamente junto a las tumbas de su padre, su hermano y dos de sus hermanas. De forma previa al servicio religioso y el consiguiente entierro, todos aquellos admiradores de Aretha Franklin que quieran presentarle sus respetos podrán hacerlo en el Museo de Historia Afroamericana Charles H. Wright -también en Detroit- los días 28 y 29 de agosto, donde quedará instalada la capilla ardiente de una voz histórica y probablemente irrepetible.