Château Miraval, situado en la pintoresca región de la Provenza, Francia, es una propiedad que ha capturado la atención y la imaginación del público mucho antes de que Brad Pitt y Angelina Jolie lo hicieran famoso por su su vino rosado y la posterior disputa por conservarlo .
Este castillo, envuelto en historia y belleza natural, ha sido un lugar de inspiración para artistas y viticultores por igual.
Château Miraval, un estudio de grabación legendario
En los años 70 y 80, Château Miraval era reconocido tanto por sus viñedos como por albergar a Studio Miraval, un estudio de grabación instaurado por el pianista Jacques Loussier.
Artistas de la talla de Pink Floyd, Sting, Elton John y George Michael encontraron en este idílico retiro un espacio para la creación musical. Pink Floyd, en particular, grabó aquí su legendario álbum “The Wall”, elevando el perfil del estudio y del castillo en el panorama internacional.
El legado vitivinícola de Château Miraval continúa
Aunque el estudio y la música dieron a Château Miraval una dimensión adicional, la producción de vino siempre fue central en su historia.
La propiedad, que ya elaboraba vino y aceite desde el siglo XIII, encontró en Tom Bove a mediados de los años 90 un nuevo propietario dedicado a modernizar la bodega y expandir su oferta vitivinícola. Bove introdujo comodidades modernas sin perder el encanto histórico del lugar, que incluye 35 habitaciones, una capilla y vastas tierras que se extienden a lo largo de 500 hectáreas.
Más tarde fue adquirido por Brad Pitt y Angelina Jolie, quienes se asociaron con el viticultor Marc Perrin en 2011, ello marcó el inicio de una nueva era para Miraval, con el lanzamiento de su primer rosado bajo la denominación Côtes de Provence. Este vino, y todo lo que le siguió, capturó la esencia de la propiedad, que entonces ya combinaba tradición con innovación.
También te puede interesar: Así luce actualmente el rancho donde Pedro Infante y Jorge Negrete grabaron Dos tipos de cuidado
También te puede interesar: Un perro que devoraba al sol y otras leyendas del eclipse solar en el México prehispánico
La disputa por la propiedad
Tras su divorcio en 2016, Brad Pitt y Angelina Jolie no lograron llegar a un acuerdo sobre la propiedad de Château Miraval. Jolie vendió su participación en la empresa vitivinícola a la compañía Tenute del Mondo, propiedad del oligarca ruso Yuri Shefler, lo que generó un gran disgusto en Pitt.
El actor presentó una demanda contra su exmujer, alegando que ella violó un acuerdo que habían firmado para no vender sus participaciones en la propiedad sin el consentimiento del otro. Sin embargo, en febrero pasado un juez falló en contra de la venta realizada por Jolie.
El nuevo estudio Miraval
El cierre del estudio de grabación a principios de los 2000 no fue el final de la historia musical de Miraval. En el verano de 2022, Brad Pitt, tras separarse de Angelina Jolie y adquirir su parte de la propiedad, decidió reabrir y renovar el estudio en colaboración con el productor Damien Quintard. El nuevo Miraval Studios, rediseñado para incorporar tecnología de vanguardia manteniendo su icónico sonido, ha vuelto a abrir sus puertas a artistas de todo el mundo, con ello busca continuar con el legado musical del castillo.
La reapertura del estudio, junto con el éxito continuo de la bodega, asegura que Château Miraval siga como un punto de encuentro para la creatividad y la excelencia.
“I think we’ll know if this is a success in three years, 10 years. In 30 years, if people talk about, ‘Oh, they did The Wall 2’ here, then sure, we would’ve accomplished something. But now we’re just on the ground floor. We’re just waiting to start building up the new legacy. » pic.twitter.com/BVnE1kCj8S
— Miraval Studios (@MiravalStudios) October 15, 2022
La visión de Brad Pitt para el futuro de Miraval, que combina su pasión por la música y el vino, promete traer nuevas historias de éxito y, posiblemente, más colaboraciones con artistas y viticultores. La disputa entre Brad Pitt y Angelina Jolie por la propiedad ha sido notoria, pero el legado y el encanto de Château Miraval trascienden esta discordia, y mantiene el lugar como una joya en la corona de la Provenza.