Los restos del renombrado pintor y escultor, Fernando Botero, regresaron a su tierra natal, Colombia, procedentes de Mónaco donde falleció el 15 de septiembre a la edad de 91 años.
Su llegada fue recibida por más de 4000 personas. Con honores militares en la Plaza Botero, ubicada junto al Museo de Antioquia. Ahí el cuerpo de Fernando Botero fue puesto en la entrada del museo, donde cientos de obras donadas por él se encuentran exhibidas.
Posteriormente, se dio paso a un discurso del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, quien destacó la importancia y la influencia de Botero en la ciudad. También intervinieron familiares, amigos del artista, y personas que tuvieron su influencia en su vida, quienes compartieron anécdotas y recuerdos sobre su vida y obra.
Su hijo Juan Carlos, dió un emotivo discurso: “Mi hermano Fernando, mi hermana Lina y yo estamos eternamente conmovidos por este gran homenaje[...]. Hay una palabra que resume y capta la esencia de mi padre, y esa palabra es grandeza, porque grandeza fue lo que demostró Fernando Botero a lo largo de su vida, grandeza en su talento, grandeza en su disciplina, y en su admirable capacidad de trabajo, en sus ideas y convicciones, en lo prolífico, en su producción artística y en su deseo de nutrirse, en sus exposiciones y en sus donaciones. Grande como su amor por Colombia y sobre todo, grandeza por ser un padre excepcional”
Lina Botero, habló sobre la relación de su padre con Medellín: “No había un lugar más importante para mi padre que Medellín, sus recuerdos, su infancia en esta tierra, fue el tema central de su producción artística, siempre llevo a Medellín en su corazón”.
El cuerpo de Botero permanecerá en el Museo de Antioquía en la cámara ardiente durante los días martes y miércoles, y el jueves será sometido a una ceremonia en la Catedral Metropolitana de Medellín antes de su cremación y regresó a Europa, donde sus cenizas se reunirán con las de su esposa Sophia Vari, quien falleció en mayo de este año.