Por Bang Showbiz @CARASmexico
Como suele ocurrir en un país como Estados Unidos, tan innovador para ciertas cosas y tan tradicionalista para otras, la espectacular actuación que ofrecieron J.Lo y Shakira en el intermedio musical de la Super Bowl, una de las más aplaudidas y celebradas de los últimos diez años, ha generado, por otro lado, un aluvión de críticas y, para el organismo regulador de los contenidos televisivos, nada menos que 1.300 quejas formales procedentes de los espectadores más conservadores.
Algunos de estos indignados televidentes, como se desprende de los testimonios recabados por el portal de noticias TMZ, han calificado el show de “pornográfico” y han acusado a las dos divas latinas de sexualizar de forma excesiva un evento deportivo de carácter familiar, con movimientos de baile que, en su opinión, simulaban posturas sexuales. Pese a la polémica, el vídeo de la actuación ya ha cosechado 136 millones de visionados -y subiendo- solo en YouTube.
Por el momento, ninguna de las aludidas se ha dignado en responder a sus enfurecidos detractores a través de las redes sociales, algo comprensible, entre otras cosas, porque ambas ya han pasado página tras tan exitoso capítulo de sus respectivas trayectorias. De hecho, la diva del Bronx publicaba hace unas horas una fotografía que la retrata de vuelta al estudio de grabación, mientras que la estrella colombiana parece haberse tomado unos días libres para mejorar sus habilidades con el monopatín.
“Mamá futbolera y mamá ‘skater’”, ha escrito la de Barranquilla en su cuenta de Instagram, sin olvidarse de publicar la correspondiente imagen que lo prueba, para dejar entrever que sus dos hijos -Milan y Sasha, fruto de su relación con el futbolista Gerard Piqué- podrían haber jugado un papel determinante a la hora de animarla a probar suerte sobre las cuatro ruedas.