Chris Pratt ha revelado cómo ha ‘padecido’ con los antojos de su esposa Katherine ahora que está en la dulce espera de su primer hijo en común.
El actor Chris Pratt espera el primer hijo de su por ahora breve pero sólido matrimonio con la escritora Katherine Schwarzenegger, hija del afamado ‘Terminator’, y aunque la perspectiva de convertirse en padre por segunda vez le tiene especialmente ilusionado en estos convulsos tiempos de pandemia, lo cierto es que el intérprete, de 40 años, ha revelado con cierto pesar que el embarazo de su esposa no está siendo precisamente apacible, debido a las molestias físicas que, como a otras muchas mujeres embarazadas, le afectan estos días. Asimismo, las restricciones que llevan aparejadas las medidas de confinamiento ligadas a la crisis del coronavirus han hecho de los antojos de Katherine desafíos algo más difíciles de cumplir, ya que el artista -padre también del pequeño Jack (7) junto a su exmujer Anna Faris- no puede salir de su vivienda cada vez que a ella le apetezca un helado o pepinillos en salmuera, productos que, por cierto, él ha tenido que empezar a consumir tambi
sw8 “Bueno, está siendo complicado. Pepinillos y helados todo el rato... La verdad es que nunca imaginé que me acabarían gustando”, ha bromeado Chris en su breve entrevista con el portal de noticias ‘Extra’, en la que también ha asegurado que ambos hacen frente a estos pequeños contratiempos con filosofía y conscientes de lo afortunados que son en términos generales. Curiosamente, el protagonista de la saga ‘Jurassic World’ y la mítica serie ‘Parks and Recreation’ tuvo la osadía de quejarse en presencia de Katherine sobre los dolores que sufría en la parte baja de su espalda, así como del aumento de peso que ha venido experimentando últimamente.
Una mirada fulminante de su esposa le hizo entender rápidamente que él no se encuentra, al menos ahora, en posición de lamentarse. “El otro día me di cuenta de que me estaba quejando delante de ella de un pequeño dolor que tengo en la parte baja de la espalda, y de cómo en este período de cuarentena había ganado algunos kilos de más. Me echó una mirada que hablaba por sí sola, y muy dulce al mismo tiempo. Y en ese momento me percaté del error y le dije: ‘Oh, es verdad, es verdad, no tengo derecho a quejarme de esto contigo’”, ha explicado.