Antes de fallecer a la corta edad de 28 años, Julián Figueroa poseía varias propiedades que le heredó en vida su papá Joan Sebastian. Una de ellas cuirosamente perteneció a una de las actrices latinas con más fama en Hollywood: Salma Hayek. Una gran casa en Veracruz que vio crecer a la famosa actriz de 56 antes estaba en manos del joven cantante de música regional, pero que ahora probablemente pasará a ser de su hijo pequeño José Julián Figueroa —aunque hasta el momento se desconocen detalles del testamento o herencia—.
La casa de Julián Figueroa donde creció Salma Hayek
Poco a poco se iba levantando el rumor de que la casa en Veracruz de Julián Figueroa estaba descuidada, abandonada y en mal estado. Por eso el cantante dio una entrevista para aclarar la situación, y comenzó diciendo que perteneció al papá de Salma Hayek, Sami Hayek, quien era mexicano-libanés y por eso Salma tiene raíces libanesas.
“Es cierto, soy dueño de la propiedad que en algún momento fuera de Salma [Hayek], más bien del papá de Salma, donde ella creció. El tema es que empezaron a hacer [público] que yo la tenía en la ruina, y eso no es cierto”, dijo Julián, no sin mencionar que su papá Joan Sebastian la adquirió bajo esas condiciones.
El llamado ‘poeta del pueblo’ habría adquirido este inmbueble “con la esperanza de algún día ser algo más; convertirla en un restaurante o hacer una nueva casa sobre esa misma”, pero en el tiempo que le perteneció no hubo transformaciones a la propiedad.
“A mí me la heredó ya en el estado en el que está; más bien la he limpiado, he hecho un montón de cosas, pero no tengo el capital para hacer un hotel ahí, o para hacer un restaurante”, mencionó Figueroa, aclarando que la propiedad ha continuado asentada en ese lugar y no había planes a futuro en corto plazo que la transformarían especialmente por temas de dinero.
Ya que fueron varias las residencias de Joan Sebastian, mismas que habría repartido entre sus hijos, Julián Figueroa aclaraba que sí representaban un gasto extra, pero no las dejaría ir por el recuerdo de su padre. “A pesar de que ha sido a veces un sacrifico financiero, las he mantenido por el recuerdo a mi padre, más que por cualquier cosa, y por el amor que le tengo, y el respeto que tengo por su trabajo”.