El ídolo de la Época de Oro del cine mexicano, Pedro Infante, poseía varias propiedades en la Ciudad de México, reflejo de su exitosa carrera.
A lo largo de su carrera, Infante compró varias residencias en la capital, cada una con su propia historia y destino tras el fallecimiento del actor.
La mansión en Cuajimalpa: Ciudad Infante
Una de las propiedades más emblemáticas de Pedro Infante fue la residencia conocida como Ciudad Infante, ubicada en el kilómetro 18.5 de la carretera México-Toluca, dentro de la Alcaldía Cuajimalpa. Esta mansión, adquirida tras el éxito de “Los tres García” en 1947, era más que un hogar, se convirtió en un complejo de esparcimiento y trabajo.
Extendida sobre 10 hectáreas, contaba con instalaciones como sala de cine, gimnasio, capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, boliche, y una fuente de sodas, entre otras.
Después del trágico fallecimiento de Infante en 1957, la propiedad fue vendida a una empresa privada, quien transformó el espacio físico que una vez fue testigo del esplendor y la simplicidad del actor.
La casa de Lindavista: Una joya demolida
Otra notable propiedad de Infante se ubicaba en la colonia Lindavista, marcada con el número 761 de la calle de Buenavista esquina con Pernambuco.
Esta casa, con cinco recámaras y diez cajones de estacionamiento, fue objeto de una remodelación en 2019 que resultó en su demolición. A pesar de su valor al momento de la demolición de casi 20 millones de pesos, la estructura, deteriorada por el paso del tiempo, ya no podía sostener el legado de su anterior propietario. Actualmente alberga las instalaciones de una escuela privada.
La primera casa en la Ciudad de México
La primera propiedad adquirida por Pedro Infante tras alcanzar la fama se encuentra en la calle de Enrique Rébsamen 728, en la colonia Narvarte Poniente.
Fue aquí donde vivió junto a su esposa María Luisa León Rosas de Infante desde 1945 hasta 1951. Esta residencia, marcada con una placa de talavera poblana, simboliza el inicio de la consolidación de Infante como un ídolo nacional y se ha convertido en un punto de interés para los seguidores del ídolo de Guamúchil.
Un legado disperso
Más allá de estas propiedades en la Ciudad de México, Pedro Infante tuvo residencias en otros estados de la república, algunas de las cuales están abiertas al público como museos o hoteles, con lo que se permite a los fans y visitantes acercarse a la vida privada del ídolo. Su casa en Mérida, Yucatán, es un ejemplo, funcionando ahora como el Hotel Boulevard Infante.
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Más allá de ser propiedades, las casas de Pedro Infante son testigos de su vida y éxito. Algunas se han convertido en lugares de peregrinación para sus fans, mientras que otras se han perdido en el tiempo. Sin embargo, la huella del ídolo de México permanece viva en la memoria colectiva.