El 18 de octubre de 1952, María Félix y Jorge Negrete, dos luminarias de la Época de Oro del cine mexicano, unieron sus vidas en matrimonio en una ceremonia que capturó la atención de todo México.
Este evento, considerado por muchos como “la boda del siglo”, tuvo lugar en la Iglesia de San Agustín de las Cuevas, ubicada en el Centro de Tlalpan, al sur de la Ciudad de México. Este sitio, conocido cariñosamente como “el pequeño Vaticano”, no solo es un testigo del amor entre dos de las figuras más emblemáticas del país, sino también un tesoro arquitectónico y cultural.
Un templo pleno de historia y arte
La Iglesia de San Agustín de las Cuevas inicia su historia en el siglo XVI, construida en 1532 bajo la dirección de frailes franciscanos. Este templo destaca por su estilo plateresco, presente tanto en su fachada como en el interior; este es un estilo que se caracteriza por la abundancia de decoración y el detallismo en su arquitectura.
En su interior, la iglesia alberga obras de arte religioso de incalculable valor, entre ellos podemos contar retablos, esculturas y pinturas que datan de los siglos XIV y XVI. Estas piezas han sido cuidadosamente restauradas para preservar su valor histórico y artístico, por lo que el templo se convierte en un punto de interés tanto para los fieles como para historiadores, arquitectos y amantes del arte.
El corazón de la comunidad
Más allá de su importancia arquitectónica y artística, el Templo y exconvento de San Agustín de las Cuevas desempeña un papel fundamental en la vida comunitaria de Tlalpan.
Es el epicentro de numerosas actividades religiosas y culturales a lo largo del año, en ellas se incluyen las celebraciones significativas como la Semana Santa, el Día de Muertos y las festividades en honor a San Agustín.
Conservación del patrimonio
La preservación de este templo es crucial para mantener viva la historia y las tradiciones de Tlalpan. Además, ofrece un espacio de reflexión y tranquilidad para los visitantes, que les permite conectar con el pasado de una manera única y profunda.
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La boda de María Félix y Jorge Negrete en la Iglesia de San Agustín de las Cuevas añade un capítulo dorado a la rica historia de este templo. La celebración, que contó con un banquete en la Finca Catipoato que pertenecía a “La Doña”, donde se sirvieron platillos tradicionales mexicanos y se disfrutó de la música y el baile, es un testimonio de la cultura y la sociedad mexicana de mediados del siglo XX.
Hoy en día, la iglesia es más que un recordatorio del amor entre dos grandes figuras del cine mexicano, también es un símbolo del patrimonio cultural y espiritual de México. La Iglesia de San Agustín de las Cuevas sigue abriendo sus puertas a quienes desean explorar su belleza, historia y los secretos que ha guardado a lo largo de los siglos.