Referente de una lucha incansable y una inmensa felicidad y amor por la vida. Así recuerdan a Edith González, su hermano Víctor Manuel, su sobrina Frida, su hija Constanza y Lorenzo Lazo.
Por Víctor Manuel González, Frida Ukume, Lorenzo Lazo y Constanza Creel
En la pasada edición de diciembre, la familia de Edith González le dedicó unas palabras a la actriz mediante las páginas de CARAS para mantener vivo su recuerdo.
Estoica, sí, ¡estoica! Entendiste la felicidad como la capacidad de decidir por ti misma, de ejercer esas decisiones para ser plena; fue un privilegio conocerte. Tu ayuda, tu apoyo y tu preocupación por nosotros fueron bandera de tu existir.
Ahora esa enseña ondea en nuestras entrañas y en las de tu familia. Todos los días, a viva voz, cantamos un poema para honrar tu recuerdo, igual que un aullido que entrelaza a la loba con sus cachorros. Qué puede importar que lucieras un rostro bello, hoy invisible. Tu faz espiritual pasea al lado nuestro, a cada segundo, en cada parpadeo y en cada suspiro. Con los apremios, vamos y venimos. Súbitamente, sabemos que contamos contigo, dama adorable, en santa paz, en comprensión perpetua. Tu risa es la energía de nuestra alegría y nos envuelve de amor a la vida. Eres ese noble sentimiento que con máxima esperanza recibía las quimioterapias y las recetas médicas.
Con enaguas, con ovarios o con huevos, ibas a la farmacia a surtir las ilusiones de tu existir, estabas segura de no tirar golpes al aire. En realidad, querías darle un knock out a la bestia.
Viajar contigo, con todo y cáncer, era ver cómo la larva florecía en la mariposa que trae dentro y mudaba a la metamorfosis del gozo y de la libertad. Como campeona, triunfaste después de tu último aliento contra la bestia cuando hiciste huir al dolor y le diste la bienvenida a la paz. La bestia no te impediría leer, enterarte, publicar, anotar aciertos y defectos, la defensa de la vida, la rehabilitación de los afectados, el ser humano, su preservación digna.
Tu recuerdo es inagotable y nuestro amor por ti siempre en permanente expansión por el universo infinito; en cada polvo cósmico atisbo una estrella fugaz con tu legado. Tus quereres te informan: aquí están por los que luchas, aquí están los que adoran a la inigualable Aventurera, aquí están los que comparten contigo sufrimientos y abrazan tu legado de esperanza, aquí están.
“Las almas que une la vida se guardan en el corazón para siempre. Empezamos como familia en familia, y unidos atesoramos los recuerdos”, Lorenzo Lazo. Seguir leyendo: ASÍ LUCE A SUS 17 AÑOS CONSTANZA CREEL, LA HIJA DE EDITH GONZÁLEZ Destapan la última voluntad de Edith González