Fotos Alex Salinas
Stylist Ness de Luna
Cuando Fernanda Castillo dijo que sí, se empezaron a mover los engranes para una producción de lujo. Así que en Caras nos pusimos las pilas para convocar a los mejores en una locación especial, y la actriz simplemente hizo su magia ante las cámaras, luciendo diseños exclusivos y las creaciones de Bvlgari.
“Me encanta estar con Caras en esta portada. A alguno de ustedes ya los conocía y a otros no, pero todo salió increíble. Producciones como esta nos dan oportunidad de descubrir personas nuevas, pero en esta vez fue más que especial, porque uno se siente mucho más elegante con unas joyas como estas, hasta más fuerte como mujer, porque al usarlas se vuelven parte de ti”, nos contó Fer, a quien shooteamos en el restaurante Silvestre de Grupo Hunan, ubicado en el corazón de Polanco.
Una mujer de valor
“¿Qué es el lujo para ti?”, le preguntamos a la estrella de El señor de los cielos justo después de la última toma. “Creo que es esa posibilidad de portar algo que me haga sentir segura, elegante y hermosa, que además está creado con arte, con horas de trabajo y un ritual alrededor de cada pieza, que también puede ser un bolso o un vestido”, nos responde segura.
Dice Fernanda que, como en la vida, se debe valorar el proceso artesanal de las cosas, además de la planeación y el diseño. “En cuanto a los artículos de lujo, es la oportunidad de portar una obra de arte y lo que estas piezas quieren expresar a través de tu cuerpo”.
Según la actriz, esa determinación y forma de ver las cosas la acompaña desde su infancia, pues desde siempre se percibe como una mujer que sabe lo quiere. Mini Fer soñaba con ser actriz, y sabía que para lograrlo debía pasar por una serie de procesos en los que debía valorar cada aspecto, porque el precio, decía desde chica, valía la pena.
“Tomé clases de danza y canto, así que a los 12 años sentía que era una mujer de mundo, pero en realidad era una niña chiquita, pero con la mirada bien puesta en lo que me quería convertir”, nos comparte la originaria de la Ciudad de México.
Con tres hermanos, todos menores, Castillo empezó a armar sus propios sets, escenarios y guiones. Era ya una líder que sin saberlo, empezaba a actuar en serio. “Cuando íbamos a visitar a los abuelos me dedicaba a dar shows, pero yo ponía a todo mundo a trabajar para mí en modo directora medio tirana (risas). Era de las de ‘tú, recoge los boletos y tú, me presentas, pero tú harás el vestuario y tú vas a recoger o decir tal cosa’”.
De esa época, además de sus hermanos y algunos amiguitos, hay testigos, como una serie de casetes caseros en los que se escucha la trama de esas radionovelas que salían de la mente de una niña inquieta y algo autoritaria. “Yo dirigía todo en vivo, pero mis compañeritos de juego también tenían propuestas, pero yo respondía que no, que se hacía lo mío y lo que yo quería”.
Una niña adulto
Además de saber muy bien lo que quería desde sus primeros años, otro aspecto de su infancia que la hizo madurar más rápido fue el divorcio de sus padres. De esta separación llegaron también más hermanos, pues sus papás se volvieron a casar.
Tiene un hermano por parte de ambos padres y dos hermanas más. Pero desde la infancia no se vio como la grande o el ejemplo, más bien como una compañera de vida de en la que, ahora de adultos, todos han tomado sus propios caminos personales y profesionales.
“La carrera a la que me dedico no es un trabajo, es una misión de vida, y creo que todo mi entendimiento desde muy chica, y toda mi conciencia, tenía que ver con dedicarme a esto. Es porque se trata de comunicar un mensaje y expresar algo, así que estoy muy satisfecha porque siento que lo he logrado”.
Sin embargo, reconoce que era demasiado bien portada en la escuela y que siempre fue una niña de 10. “Probablemente hay gente mucho más talentosa que yo y mucho más hermosa que yo, pero no sé si hay mucha gente más trabajadora que yo. A mí me emociona lo que hago, por eso le invierto y me comprometo con lo que estoy haciendo”, asegura Fernanda, quien era la matadita del salón o la de los plumones.
Ser disciplinada viene desde su mamá, quien siempre fue una mujer comprometida con sus profesión. “Yo me dedicaba todas las tardes a bailar porque estudiaba danza, y para mí la escuela era un trámite que había que cumplir para poder dedicarme a lo que más me gustaba. Tenía que cumplir con mis papás”.
De adolescente las cosas no cambiaron mucho. Desde entonces Fer es muy estricta consigo misma porque sabía que quería ser actriz y que en ese medio había mucha competencia. “No fui fiestera, era muy disciplinada y muy comprometida con las cosas que hacía, así que cuando todos se iban de fiesta, yo era la solista de una estudiantina”.
Antes de pasar al tema de su familia le preguntamos sobre la imagen fuerte y segura con la que la asociamos en todo momento. “Segura, no. Fuerte, sí. Con el tiempo, dándome cuenta de lo que he logrado, aplaudiendome y valorando lo que he construido, he afianzado mi seguridad. Pero es algo que no se me dio desde muy chica”.
Asegura que en una carrera como esta tienes que saber manejar el rechazo, porque aunque no es algo personal, sí tiene que ver contigo, porque finalmente tú eres tu herramienta de trabajo. “Hay que hacerse fuerte. Podría hablar de mí, porque creo que soy muy fuerte para algunas cosas y muy frágil para otras, y en esos contrastes encuentro la mejor versión de mí, probablemente.”
¿Cómo es el poder cuando lo ejerce una mujer?, la cuestionamos.
“No creo que podamos generalizar entre humanos, pero sí hay una sensibilidad intrínseca de las mujeres, creo que eso viene con cada una de las personas. Lo que creo es que ya era momento de que tuviéramos esas oportunidades para demostrar quienes somos. Eso es lo que me encanta del momento que estamos viviendo”.
Su propia familia
Aunque tanto Fernanda como Erik son muy discretos respecto a su vida personal, de vez en cuando podemos ver algo de su relación de pareja y de su hijo, en las redes sociales. “Tenemos muchas ganas de ser unos padres increíbles y creo que estamos muy comprometidos con eso. Estamos estudiando mucho y escuchamos a nuestro hijo. Somos los más felices de ser papás”.
Y es que aunque Liam es un niño planeado, nuestra entrevistada nunca imaginó tener un sentido materno tan desarrollado. “Usualmente las mujeres tenemos esa presión para ser madres y tener un instinto materno desde que estamos creciendo, y si no existe, hay una presión social en la que se dice, por qué no, si eso es parte de ser mujer…”
En palabras de la actriz, no es que no quisiera serlo, es que no solía sentir una necesidad de experimentar la maternidad. “De pronto me topé con ella cuando me embaracé. Tenía ganas de tener un hijo pero no me encontraba como esa mujer que necesariamente tiene ganas de maternar”.
Desde su embarazo, dice, descubrió una parte interna que la sorprende y emociona, y como no tenía esas “expectativas” de ser la mejor mamá, se ha convertido en la mejor. “Quiero quitarle algo de peso a mi hijo y dejarlo que él sea todo lo que quiera ser. Esa soy como mamá. La maternidad ha abierto en mí una conciencia sobre el mundo que me hace muy feliz hoy en día porque creo que estoy poniendo la importancia donde tiene que estar”.
En cuanto a Erik, su pareja, lo describe como un hombre increíble, un padre súper presente y súper consciente; alguien que todo el tiempo quiere estar por y para su hijo, que todo el tiempo se cuestiona así mismo sobre cómo dar lo mejor. “También es alguien que busca cómo romper los patrones de lo que nos han dicho que debe ser un hombre y eso es maravilloso. Erik y yo somos los mejores padres que podemos ser”.
Sobre ese pequeño hombrecito que ahora corre en su casa nos cuenta que tiene una personalidad muy fuerte, que es muy simpático y muy inteligente, pero sobre todo, es muy él. “Viene con sus propias cosas, así que yo solamente lo voy acompañando, porque la mayoría del tiempo él es el que está ejerciendo su personalidad”.
En la parte final de la entrevista quisimos saber de sus próximos proyectos. Nos cuenta que no puede hablar mucho todavía pero que vienen sorpresas. “Entre las cualidades que tiene un proyecto para que me interese es que no se parezca a lo que ya haya hecho antes. Soy una actriz a la que le gusta “ponerse en riesgo” tratando con otras generaciones de actores y creativos que son como colágeno creativo” (risas).
Está transformándose como actriz. Pasó muchos años tratando de descubrir quién era como como profesional y ahora está también, dice, descubriéndose com persona.
“Me di cuenta que la vida se va corriendo y que hay muchas cosas que no he hecho porque tenía muchas ganas de trabajar o hacer otras cosas en otros idiomas. De pronto, cuando veo atrás, quiero saber qué más puedo hacer como ser humano. He empezado a preguntarme qué quiero hacer y a ponerle tiempo a todo eso”, reitera Fer.