Por Bang Showbiz @CARASmexico
Puede que el matrimonio de Pamela Anderson con el productor Jon Peters, un antiguo novio de juventud, haya durado tan solo doce días, pero parece que el proceso para concretar los detalles de su separación se alargará bastante más. Las versiones de cada uno acerca de las circunstancias en que pasaron por el altar y decidieron no formalizar su unión más tarde chocan radicalmente. Si hace unos días era una ‘fuente cercana a la actriz’ la que afirmaba que ella se dio cuenta de que había cometido un grave error al dejarse llevar por la emoción del momento cuando él le propuso matrimonio y ella accedió a casarse con un “hombre controlador”, ahora ha sido su exmarido quien ha decidido romper su silencio para defenderse. En primer lugar, Peters ha insistido en que fue Pamela quien le planteó la gran pregunta mediante un mensaje de texto y que él aceptó a pesar de que ya estaba comprometido con otra mujer y estaban planeando mudarse juntos. Además, el antiguo peluquero y productor de 74 años afirma que desembolsó 200.000 dólares para pagar las deudas acumuladas por su entonces futura esposa y que le compró un nuevo guardarropa.
“Le di la bienvenida a mi vida con los brazos abiertos y todo el cariño posible, porque llevo cuidándola desde hace años. Pagué todas sus facturas porque ella no podía hacerlo. Si cree que soy un controlador por ello...”, ha lamentado él en la conversación que ha mantenido con el portal Page Six. La antigua protagonista de ‘Los vigilantes de la playa’ ha respondido a las declaraciones de su ex a través de uno de sus portavoces oficiales, que se ha encargado de hacer público el mensaje con que Peters habría puesto punto final a su matrimonio tras solo nueve días juntos, alegando que no se sentía capaz de soportar el escrutinio mediático que define cualquier romance de Pamela.
“Soy un tipo sencillo que quiere a sus hijos. No quiero pasar mi tiempo volando a Canadá: por muy bonito que sea, detesto viajar. Lo siento”, afirmaba en una parte de esa misiva, en la que también reconocía que, a su edad, lo único que buscaba realmente era tranquilidad. Para despedir, Peters le confesaba a Pamela que la idea de que un grupo de abogados analizara las finanzas del imperio que ha construido a lo largo de los años le ponía “enfermo” y que, por mucho que la quisiera y siguiera deseando que formara parte de una supuesta película que planea producir, necesitaba “algo de tiempo para pensar”.