Hay pocos hogares que puedan rivalizar en el glamour y diseño de la majestuosa residencia que la cantante Thalía y su esposo, el magnate musical Tommy Mottola, construyeron en Greenwich, Connecticut.
La mansión de Thalía y Tommy Mottola destaca por su magnitud y por cada detalle minuciosamente planeado que la hace única.
La pareja adquirió este terreno de 6 acres en 2010, por un costo de 2.85 millones; en ese entonces no era más que una zona no urbanizada.
Sin embargo, la influyente pareja del mundo del espectáculo se embarcó en un proyecto arquitectónico que duraría tres años. El resultado: una espectacular mansión de 12 mil 300 pies cuadrados con nueve dormitorios, que desemboca en un lago privado, con un pintoresco puente peatonal que conduce a su propia isla.
El amor por la música y el entretenimiento de la pareja se reflejó en detalles como un estudio de grabación de última generación, un claro guiño a sus respectivas carreras. Pero también se preocuparon por crear espacios que promovieran la salud y el bienestar, dotando a la mansión con un gimnasio completo, una sala de masajes y una piscina que recuerda al icónico hotel Delano de South Beach.
Un hogar espectacular, en venta
Mottola, con su vasta experiencia en diseño y construcción de residencias – esta fue su decimocuarta obra maestra –, junto con Thalía, supieron plasmar en la edificación un equilibrio entre modernidad, lujo y ese toque clásico que refleja la esencia de ambos.
La casa fue planeada como salida de un cuento, con una sala que ostenta un techo revestido con vigas de madera de hasta 400 años de antigüedad, con lo cual se buscó evocar historias y tradiciones pasadas.
A pesar de los detalles personales y el tiempo de construcción, la pareja decidió poner en venta su lujosa mansión en 2017.
Se sabe que Tommy Mottola tiene predilección por las inversiones en bienes raíces, así que junto con su esposa, no dudó en buscar un nuevo espacio para vivir.
La mansión de Thalía y Mottola se vendió hasta dos años después, en abril de 2019, cuando encontraron al comprador perfecto dispuesto a pagar 14 mil 875 millones.