Continuando con un legado familiar, y terminando un sueño dejado casi en el olvido, los hermanos Santiago y Mariana Arriaga nos invitan a un recorrido por las relaciones familiares, y el sentir. Una película hecha en familia que explora diferentes tropos cinematográficos llega a las pantallas internacionales para recibir la ovación que merece.
Siendo un proyecto hecho por mexicanos, narra la historia de una familia que emprende un viaje al norte del país. Encontrando trabas en el camino descubren la serenidad y ferocidad del desierto coahuilense, y cuestionan sus principios. Tuvimos el honor de platicar con los directores.
“A Cielo Abierto” llega al Festival de Internacional de Cine de Venecia, ¿cuál es la inspiración detrás de todo y cómo es el proceso de creación de esta película?
S: Es una película que surge de la familia. Nosotros crecimos acompañando a nuestro padre en sets, no solo de cine sino también de literatura. Esta historia se escribió hace 30 años, la escribió un Guillermo de 35 años casi contemporáneo a nosotros. La película tiene un espíritu contemporáneo muy joven.
Eso a mí me llamó, entender a un papá, entender sus obsesiones de hace 30 años, y me parece que esas obsesiones hoy son las nuestras. Cuando uno empieza a crecer, se empieza a hacer muchas preguntas y obsesiones. Hace 30 años tuvo estas obsesiones y ahora son las que a nosotros nos invaden.
M: Esta historia la escribió nuestro padre en los 90s, a máquina de escribir, y muchos años después, cuando Santiago estaba casi terminando la universidad, encontró el manuscrito en una caja que teníamos en la casa. Entonces nos empezamos a plantear la posibilidad de que nosotros dirigir la película.
Llevábamos mucho tiempo pensando en cómo hacerla, nosotros hemos hecho siempre muchos viajes a Coahuila, que fue donde se filmó en su mayoría. Cuando íbamos a Coahuila empezamos a imaginarnos las locaciones, los personajes, las aventuras que íbamos a vivir. Empezamos a pensar la historia más allá de una historia nada más, si no cómo la contamos nosotros.
La película está situada en el norte del país. ¿Cuáles son algunos tropos que surgen de esta región de México? A diferencia de la capital y que podemos ver reflejados en la película.
S: Yo creo que el desierto del norte de Coahuila tiene una personalidad por sí sola. Es un lugar en el que se puede sentir la calma, pero que si lo observas detenidamente pasan un montón de cosas. Es un lugar que está en constante supervivencia, con mucha vida, con mucha fiereza. Creo que la película sucede en este lugar. Justo es contrastar estos puntos de vista, la calma que puede aparentar y lo que traen los personajes por dentro.
¿Existe algo autobiográfico dentro de esta película? Además del guión que se hizo en familia, que se dirigió en familia, que ustedes retomaron de su papá.
S: Sería imposible para mí realizar una película sin poner parte de quien soy, parte de Mariana, parte de cada una de las personas que la crean.
M: Nos vinculamos mucho con la historia sin duda alguna. Autobiográfico como tal no, pero si en el momento en el que nos ponemos a nosotros mismos con los personajes, historia de dos hermanos, en la película son dos hombres, pero bueno, son dos hermanos que su papá los lleva de viaje por las carreteras de México al norte, y la pérdida de un ser querido. Fue posicionarnos nosotros ante el dolor, ante el duelo, ante la incapacidad de seguir con la vida.
S: Yo no diría que es autobiográfica porque no cuenta la vida de nadie de nosotros, pero los temas que atraviesa si son muy personales, a las cosas que nos obsesionan.
¿Cuáles fueron los principales retos que se encontraron para llegar a un festival de tanto renombre como lo es el festival de Venecia?
M: No sé sobre los retos para llegar al festival, pero sí sé los retos que encontramos para hacer la película. Es un proceso muy complejo, es tardado, requiere mucha entrega, por un periodo de tiempo largo, le entregamos a esta película mínimo los dos últimos años de nuestras vidas. El rodaje fue retador porque atravesamos climas hostiles, es una película de carretera, una road movie, no es que atravesamos todo el país, pero sí teníamos que desplazarnos por distancias largas, nos enfrentamos a muchas cosas haciéndola.
Nos sentimos muy honrados que un festival de esa talla le haya dado un espacio, para poder estar con colegas que admiramos mucho, compitiendo. El reto no fue llegar a Venecia si no hacer la película como tal. En la película encuentras el camino.
