Parece mentira que un hombre tan atractivo y carismático como el actor Justin Theroux -exmarido de la no menos agraciada Jennifer Aniston- tenga en su historial sentimental una experiencia tan indignante y dolorosa como la que vivió con solo 17 años, cuando apareció sin previo aviso en la casa de su entonces novia con la intención de sorprenderla y, como contrapartida, se la encontró en la cama con otro chico.
“Tenía una novia en el instituto y nos queríamos con locura. Yo estaba a punto de irme a estudiar a la universidad y ella tenía que quedarse en la ciudad. Me decía: ‘Te voy a echar de menos, te quiero mucho, ¿por qué no estamos más tiempo juntos?’.
“Y yo me dije: ‘Voy a trabajar tanto como pueda este verano para pagarme la universidad y venir a visitarla con frecuencia’”, ha empezado a relatar el intérprete en una entrevista a ‘Entertainment Tonight’.
Antes de tener que enfrentarse directamente a tan impactante situación, el ahora artista tuvo que lidiar primero con la compañera de piso de su pareja al encontrársela en el umbral de la puerta.
Por desgracia para Justin, el grito de exclamación que pegó ella al percatarse de su presencia no fue precisamente interpretado por el intérprete como la antesala de la tragedia.
Lo ocurrido
“Dos semanas antes de tener que irme a la universidad, decidí que me pasaría por su casa para darle una grata sorpresa. Fue su compañera la que me abrió la puerta, y enseguida soltó un '¡Oh Dios mío! ¿Pero qué haces aquí?’.
“Yo le hice una señal con el dedo para que se estuviera callada y no arruinara la sorpresa. Desafortunadamente no había leído bien la situación. Entré en su habitación y me la encontré con otro”, ha aseverado.
A sus 46 años y tras haber experimentado otras muchas vivencias decepcionantes en el plano amoroso, resulta llamativo -pero hasta cierto punto comprensible, dado que fue su primer gran desengaño- que Justin Theroux recuerde perfectamente las sensaciones que le invadieron al ser testigo de una escena tan humillante que, además, le partió el corazón en dos.
“Sentí muchísima rabia. Parecía que me iba a salir sangre de las orejas”, ha confesado todavía dolido por la traición a la que fue sometido.