Cuando se trata de cuidar su piel, la cantante Mariah Carey prefiere recurrir a la sabiduría de grandes iconos de la antigüedad como Cleopatra, que según la leyenda recurría a los baños de leche de burra, para preservar su belleza y la luminosidad de su cutis.
“Me baño en leche, sí. A veces recurro a la leche como tratamiento de belleza”, ha confesado la estrella de la música en una entrevista a The Guardian en la que se ha resistido a compartir qué otras excentricidades incluye su rutina de cuidados.
“No quiero desvelar todos mis secretos. Bueno, es leche fría. Y supongo que si no tuviera agua limpia a mano recurriría a la mineral”.
Las excentricidades de Mariah Carey
Este tipo de declaraciones, sumados a las historias que la persiguen desde hace años acerca de las estrafalarias peticiones que realiza antes de sus actuaciones -cien palomas blancas, veinte gatitos o inodoros con tapas de oro-, han contribuido a cimentar una reputación de diva que ella no considera que merezca.
“A ver, lo de los gatos es una absoluta locura. Ni siquiera me gustan tanto y ya no tengo ninguno. ¿Va en serio? Y no me hagas empezar a hablar de los asientos para el váter de oro. ¡Podría comprarme una casa con ese dinero! ¿Existen este tipo de mitos acerca de otras personas?”, ha asegurado en la misma conversación.
Esa actitud de incredulidad con la que Mariah ha afrontado en esta ocasión los rumores más extravagantes acerca de su persona contrasta con la confesión que realizaba hace unos meses en Twitter en respuesta a un tuit de Katy Perry y que parecía corroborar una de las grandes leyendas urbanas en torno a la artista.
“En una ocasión, escuché el rumor de que Mariah Carey solía exigir que hubiera cachorritos entre bambalinas para que la hicieran sentir feliz y esa idea hace realidad todos mis sueños de estrella del pop”, escribió la intérprete de ‘California Gurls’, a lo que su ídolo respondió en tono divertido: "¡Eso ocurrió SOLO una vez!”.
