Situados en Alemania a finales de la década de los 50, “Priscilla” comienza cuando ella tenía 14 años y conoce a Elvis de 24. De esta manera, somos testigos de su primer encuentro, las primeras salidas, el inicio de su relación y los altibajos de la misma con el paso de los años.
Una gran propuesta mal lograda
Luego de conocer la historia de Elvis en el filme de nombre homónimo, estrenado en 2022 y protagonizado por Austin Butler en el papel del Rey del Rock’n Roll, no parecía para nada una mala idea el conocer otra versión de la historia, incluso contemplando que, en el filme de hace un par de años, Priscilla parecía que ni siquiera existía en la vida del cantante. Sin embargo, esta nueva versión se queda muy corta a comparación de la anterior, pues más allá de ser vista y contada desde otra perspectiva, no consigue empatizar ni acercar a la audiencia a su protagonista.
Dos filmes en uno
Aunque la ambientación es adecuada, en ocasiones resulta limitada a elementos claves de la época, incluso, podría parecer mucho más un filme de los años 80 que de la década de los 60.
Bajo esta premisa, escenas como las tardes de alberca con amigos o la boda de Elvis y Priscilla, hacen ver la película adecuada a la época, dado el efecto visual, corrección de color y más, sin embargo, esas pequeñas secuencias parecen ser completamente ajenas al filme, dado que, el resto del mismo, mantiene una imagen visual completamente distinta.
Asimismo, al ver a Priscilla, tanto en casa como en la escuela, nos permitimos viajar al pasado, aunque no a una década muy clara, pero sabemos que es antigua. Sin embargo, al ver a Elvis, interpretado por Elordi, la historia y su contexto se ve mucho más moderno; es por ello que, una vez más, podrían parecer dos entregas fílmicas distintas.
Elordi, muy lejos de Elvis
Jacob Elordi, es un gran actor y lo ha demostrado en diversas ocasiones. Sin embargo, en este caso hace todo menos ser Elvis. Quizá influye que fue en 2022 cuando Austin Buttler realizó una gran interpretación del Rey del Rock’n Roll, sin embargo, esto no debió limitarlo.
Durante la primera hora y media de la película vemos a un Elvis muy alejando de su imagen. Y de la noche a la mañana, en la escena del nacimiento de su hija, finalmente vemos visualmente al personaje que conocemos, aunque podría caer en un disfraz, sin mencionar que luego de un par de escenas, pareciera que se vuelven a olvidar del rey. Asimismo, toda la imagen publicitaria que presentan de Elvis, a manos de Elordi, en discos, postres y más, resulta más como una copia bien lograda, pero nunca más que eso.
Priscilla, un pequeño acierto
Contemplando que la protagonista de la historia era por mucho menor que el Rey del Rock’n Roll, Cailee Spaeny realiza un buen trabajo, siendo mucho más inocente, menos experimentada y más noble que él. Sin embargo, en muchos momentos, es la misma protagonista quien pasa a un segundo plano de su propia historia.
No obstante, debemos reconocer que la transformación que realiza con el paso del tiempo en la historia, aunque en un inicio cuesta, al final resulta un acierto. Asimismo, en su sumisión, somos testigos y podemos entender porqué era que quizá en la vida real, efectivamente vivía en segundo plano.
Lo más rescatable de Priscilla
Si algo agradecemos al conocer estas historias basadas en iconos y personajes que han dejado huella, es poder conocer el otro lado de la moneda. De esta manera, es a través de Priscilla, como podemos bajar por un momento a Elvis de su pedestal y reconocer que ejerció violencia física y psicológica ante su pareja y en su casa, además de haber sido una mala influencia y propiciar que ella abusara de sustancias. Al final, y sin mayor spoiler, dado que es del conocimiento público, uno como espectador agradece que ella lo haya dejado.
Priscilla, sin más ni menos, desapercibida
Al final, el filme, como la vida misma de Priscilla Presley, gira en torno a Elvis Presley, aunque este se haya quedado corto y haya desaprovechado una gran oportunidad de contar o explorar más.