Manuel Uruchurtu era un político mexicano y pasó a la historia al ser uno de los pasajeros del Titanic. ¿Qué se sabe de Manuel y sus últimos momentos de vida en el trágico accidente?
Quién era Manuel Uruchurtu, mexicano que murió en el Titanic
“Uruchurtu era el único mexicano en la embarcación en la embarcación, y como ocurrió a cientos de pasajeros, su cuerpo nunca fue encontrado”, explican en la BBC en 2012.
La autora de la novela ‘El Caballero del Titanic’, Guadalupe Loaeza, explica que Manuel habría fallecido por ceder su lugar a una mujer en uno de los barcos salvavidas. “Obviamente no hay una foto o algo parecido que pudiera comprobarlo, pero hay testimonios de que dejó su lugar, fue un hecho heróico”, dijo al medio.
Manuel no tenía planeado asistir al Titanic, pero por cuestiones de trabajo —para viajar a Europa—, le dieron un boleto de primera clase en esta embarcación. El político habría mandado un telegrama, “tengo ganas de regresar, y si no prescindo de mi viaje a España, es porque quiero concurrir a sesiones de las Cortes Españolas. Muchos besitos a todos mis pollitos [hijos]”. No pasó mucho tiempo después en que mandaron las noticias de que su cuerpo no había sido localizado.
De Uruchurtu, sus dos sobrinos destacaron en el legado de la familia. Uno fue Ernesto P. Uruchurtu, jefe del departamento del Distrito Federal, secretario de Gobernación y secretario general del PRI; y el doctor Gustavo A. Uruchurtu Peralta, médico para el presidente Álvaro Obregón, diputado federal, senador de la República, y otros cargos políticos.
El diputado porfirista Manuel Uruchurtu, de Hermosillo Sonora, viajaba en el famoso barco cuando ocurrió el hundimiento, nos cuenta el historiador del Titanic Alejandro Rodríguez. #Nmás19 con @mariaelenapazzi y @alejandrogodi01 #UnMundoCompartido pic.twitter.com/G6l4SlN8Vl
— N+Media (@nmasmedia) June 20, 2023
En la noche del 14 de abril de 1912, mientras navegaba por las frías aguas del Océano Atlántico Norte, el Titanic chocó contra un iceberg. El impacto causó graves daños en el casco del barco, perforando varios compartimentos y provocando la inundación de las cubiertas inferiores. La tripulación, inicialmente sin saber el alcance del daño, luchó por controlar la inundación y comenzó el proceso de evacuación.
Trágicamente, la falta de botes salvavidas suficientes a bordo del Titanic contribuyó a la alta cifra de muertos. A medida que el barco empezaba a hundirse, la tripulación y los pasajeros se enfrentaron a una carrera desesperada contra el tiempo. Las mujeres, los niños y unos pocos hombres tuvieron prioridad para abordar los botes salvavidas, dejando a muchos otros sin medios de escape. Más de 1.500 personas, incluyendo pasajeros y miembros de la tripulación, perecieron en las gélidas aguas del océano Atlántico.