Este fin de semana decenas de celebridades acudieron a la cita musical por excelencia del verano británico, el festival de Glastonbury, y entre ellas se encontraba uno de sus habituales, el actor Rupert Grint, que en esta ocasión ni siquiera se molestó en tratar de pasar desapercibido entre la multitud.
En ocasiones anteriores, el inolvidable Ron Weasley de las películas de Harry Potter y su compañero de reparto Daniel Radcliffe han asistido a ese tipo de eventos con los disfraces más disparatados posibles para esquivar a los fans.
Ambos han confesado que se pasearon por el Festival de Reading hace una década camuflados bajo dos máscaras de gas de la Segunda Guerra Mundial y otro de los métodos favoritos de Rupert, uno de los pocos con que consigue moverse con libertad por la calle, pasa por utilizar una careta de goma de un pato.
Sin embargo, en los últimos tiempos ha encontrado un atuendo a prueba de curiosos con el que no se siente tan ridículo gracias a su recién descubierta pasión por criar y cuidar abejas.
“La verdad es que consideré venir a Glastonbury de incógnito, como solía hacer antes. Iba a traerme mi traje de apicultor, porque eso es a lo que me he estado dedicando últimamente. Además, es una actividad muy beneficiosa para el medio ambiente”, ha explicado al suplemento dominical del periódico The Sun en unas declaraciones en las que también ha dado a entender que podría convertirse en un negocio paralelo a la interpretación.
“Puede que muy pronto saque al mercado mi propia línea. Así conseguiría hacer dinero y miel a un mismo tiempo”.