Las estrellas de Hollywood suelen ser sinónimo de lujo y glamour, pero detrás de las cámaras, la realidad financiera puede ser muy diferente. Margot Robbie, Sharon Stone, Sydney Sweeney, Rachel Bloom y Busy Philipps han compartido abiertamente los desafíos financieros que enfrentan como celebridades, han revelado cómo la fama así como trae regalías generosas, también exige gastos significativos.
El costo de la fama
Ser una de las actrices mejor pagadas del mundo no significa que todo sea color de rosa, los altos costos de mantener una imagen pública de alto nivel pueden llegar a ser un dolor de cabeza importante, incluso para las celebridades más adineradas.
Las cenas de lujo, los costosos vestidos de diseñador y la seguridad privada son solo algunos de los gastos que las estrellas deben afrontar. A esto se suman los honorarios de publicistas, maquilladores, estilistas y managers, un equipo indispensable para brillar en las alfombras rojas y eventos exclusivos.
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Sharon Stone, entre patrocinar eventos y gastos de seguridad
“Es muy caro ser famoso”, confesó Sharon Stone. “Salgo a cenar y hay 15 personas en la mesa. ¿Y quién paga la cuenta? Cada cena me sale alrededor de 3,000 dólares. Todos esperan que los invite yo”.
La actriz, quien también ha tenido que lidiar con fanáticos acosadores, se vio obligada a mudarse a una casa dentro de un barrio cerrado para mayor seguridad, lo que significó un gasto adicional considerable.
Margot Robbie, el gasto más alto para la seguridad
Margot Robbie, por su parte, ha compartido que debe pagar su propia seguridad para asistir a eventos, puesto que los organizadores no la ofrecen a los actores. Además, cuando ha recibido amenazas debe financiar al equipo de seguridad que necesita realizar verificaciones de antecedentes, a fin de comprobar que las amenazas no son hechas por auténticos criminales.
Dichas verificaciones, que pueden costar hasta 2,000 dls. por persona, son aplicadas también a cada miembro del equipo de seguridad que contrate.
Rachel Bloom y la dificultad de no ser talla cero
Rachel Bloom, por su parte, ha tenido que pagar hasta 3,500 dólares por un vestido de Gucci para un evento, ya que muchos diseñadores se niegan a prestarle ropa por no ser talla cero.
“Es difícil conseguir que me presten ropa porque no soy talla cero, pero también puedo permitírmelo, así que está bien”, afirma la actriz, quien luego revende los vestidos para recuperar algo de dinero.
Happy birthday to American actress, comedian, writer, singer, & songwriter Rachel Bloom! Born #otd in 1987, Bloom is best known for co-creating & starring in The CW musical comedy-drama series Crazy Ex-Girlfriend, for which she received numerous accolades. @racheldoesstuff pic.twitter.com/728nz3X4jX
— Parsons MusicLibrary (@ParsonsMusLib) April 3, 2024
Busy Phillips, el costo de la imagen de alto perfil
Busy Philipps también ha criticado los altos costos de asistir a eventos y promocionar películas. “Tengo que esforzarme mucho con el cabello, el maquillaje, el vestuario... y lo que cuesta... Miro el dinero que supuestamente estoy ganando y si resto los gastos no queda mucho”, ha dicho.
“La compañía cinematográfica o la productora solo paga un porcentaje de mi cabello, maquillaje y vestuario, y tengo que compensar el resto”, afirmó.
Award Shows 🤝 Michelle Williams and Busy Philipps. #CriticsChoiceAwards pic.twitter.com/X0T6zmQGCe
— Us Weekly (@usweekly) January 16, 2023
Sydney Sweeney, los ingresos para principiantes
Sydney Sweeney, a pesar de su éxito en series como “Euphoria”, ha revelado que no podría tomarse un descanso de su trabajo sin poner en riesgo sus finanzas.
“Ya no les pagan a los actores como antes”, asegura. “Tengo que pagarle a mi abogado, a mis agentes, a mi manager, a mi publicista... Si solo actuara, no podría pagar mi vida en Los Ángeles. Acepto acuerdos con marcas porque no tengo opción”, compartió la joven estrella, quien incluso comentó que a veces son marcas que no le agradan, pero requiere el ingreso.
Las historias de estas actrices ponen de relieve la cara menos glamorosa de la fama. Detrás de las lujosas alfombras rojas y las exclusivas fiestas, se esconde una realidad en la que las celebridades deben trabajar duro y administrar sus ingresos con cuidado para poder mantener el estilo de vida que se espera de ellas.
Ser famoso tiene un precio, y no siempre es uno que las estrellas estén dispuestas a pagar.
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