La cantante compartió un video en el que asegura que lo único que la mantiene con vida son los ánimos del equipo médico que la trata.
La cantante Sinéad O’Connor lleva varios años expresándose con total transparencia sobre el sinfín de contratiempos que ha tenido que atravesar en el plano personal y familiar por culpa de su trastorno bipolar, así como por los brotes de ira y depresión que le llevaron en 2016 a perder la custodia de su hijo Yeshua y a protagonizar algún que otro escándalo a cuenta de su errática conducta, como cuando desapareció misteriosamente el verano pasado durante un paseo en bicicleta por los alrededores de la ciudad de Chicago.
Ahora, la intérprete de ‘Nothing Compares 2 You’ ha vuelto a incidir en su delicado estado anímico y en la profunda angustia vital que le invade a través de un preocupante video publicado en su perfil de Facebook, en el que revela a sus más fieles seguidores -entre lágrimas- que la única razón por la que no ha decidido terminar con su vida reside en los ánimos que le insufla diariamente el equipo médico que la trata y en su convicción de que el suicidio sería una forma de aceptar la derrota.
“No estoy haciendo nada de esto por mí, sino por la gente que se está esforzando tanto por asistirme. Si fuera solo por mí, ya me habría ido. Estoy prácticamente sola en la vida, no tengo a nadie más que a mi doctor, a mi psiquiatra. Es la persona más dulce del mundo y dice que soy su heroína. Y sinceramente, son sus palabras las que me mantienen con vida a día de hoy... Es bastante patético tener que decir esto”, explicó en la citada grabación, en la que también revela que actualmente reside en un austero motel ubicado en uno de los barrios más degradados de la ciudad de Nueva Jersey.
“Ahora mismo estoy viviendo en un motel de Nueva Jersey, casi a las afueras de la ciudad. Y encima he descubierto que tengo piedras en el riñón”, confesó.
La artista también ha aprovechado la ocasión para reprochar a sus familiares más directos la falta de apoyo que habrían exhibido ante el calvario por el que está pasando, así como a ciertos sectores de la opinión pública que, en lugar de concienciarse sobre las dificultades asociadas a las enfermedades mentales, prefieren burlarse y hacer escarnio de aquellos que las padecen.
“Las enfermedades mentales son como las drogas, a nadie le importa quién eres ni cuáles son tus circunstancias. Lo peor es el estigma, el hecho de que nadie mueve un dedo por hacerte sentir mejor y bien contigo misma. De repente, toda esa gente que debería quererte y ayudarte empiezan a tratarte como una mier**. Es como una caza de brujas”, afirmó.