Con más de 52 años de trayectoria, principalmente como actriz y conductora, Talina Fernández se ha consolidado como una de las grandes comunicadoras del país.
En una íntima entrevista con CARAS, Talina Fernández junto a su nieta se sinceró sobre los detalles de su vida privada y su carrera luego de más de cinco décadas que la han consolidado como una exitosa comunicadora en México.
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¿CÓMO VES TU CARRERA LUEGO DE MÁS DE CINCO DÉCADAS?
No ha sido del todo fácil, pues a veces estás arriba y otras hasta abajo y tienes que saber que no has llegado. Hoy día, los jóvenes en el medio se suben a un ladrillo y creen que ya llegaron, lo que no saben es que es una carrera de resistencia, disciplina, respeto, puntualidad y ser amable con toda la gente que trabaja a nuestro lado.
¿QUÉ ES LO QUE MÁS TE ENORGULLECE HASTA ESTE PUNTO DE TU CARRERA?
Mi presencia diciendo siempre la verdad. La gente cree en mí porque jamás he dicho una mentira. Tener la credibilidad del público es motivo de orgullo.
¿CÓMO SURGIÓ EL TÍTULO DE “LA DAMA DEL BUEN DECIR”?
Ese nombre me lo puso Luis de Llano Macedo en un programa que tuvo que se llamaba Noche a noche. En aquel entonces, yo tenía 35 años, ya no me podían decir “la joven Talina Fernández”, pero tanto él como su padre, Luis de Llano Palmer, sabían cómo yo cuidaba el castellano, y por eso me nombró como “La dama del buen decir”.
¿HAY ALGÚN MOMENTO QUE ATESORES EN TU CARRERA?
Hubo un proyecto que duró muy poco tiempo, aunque fue lo mejor que he hecho; lo escribía Germán Dehesa y se llamaba Viva el domingo. El señor Azcárraga pidió el programa para salir todos los domingos por dos horas. Hicimos un proyecto maravilloso, ¡no sabes qué programa! Ese fue un momento de mucha alegría que solo duró 13 semanas.
¿QUÉ MOMENTO TE MARCÓ A NIVEL PERSONAL Y PROFESIONAL?
El día que murió Colosio, pues fui yo quien dio la noticia. Él era mi amigo y su esposa Diana Laura era más mi amiga. El destino me mandó allí para poder entrar al quirófano, con gran inquietud, pues por un lado estaba mi deber como reportera, aunque en ese momento yo no iba como tal, sino como amiga de ella, pero por otro lado estaba el licenciado, Jacobo Zabludovsky pidiéndome información. Entonces yo tenía que medir cuál información le podía dar y cuál no, por respeto a la familia. Recuerdo que él me decía “métete, diles que soy yo”, pero por más que fuera Dios, debía entender la diferencia entre el trabajo y la amistad. Recuerdo haber colgado un par de veces las llamadas por no saber qué hacer. De ahí me llevé a Diana Laura a mi casa en Tijuana, allí esperamos a que al licenciado Colosio le hicieran la autopsia y que enviaran un avión para trasladar el féretro a México. Eso sucedió a las tres de la mañana, en una noche fría en Playas de Tijuana. Aquella fue la última vez que vi a mi amiga, Diana Laura.
¿HAY ALGO DE LO QUE TE ARREPIENTAS?
En mi carrera no, de nada. Yo sí respondo y si en algo me equivoqué, habrá sido una enseñanza. Y si hice algo bien, podría asegurar que no me sentí mejor por ello, pues al final somos seres humanos que nos podemos equivocar o acertar.
¿QUÉ TE FALTA POR HACER?
No tengo mucho tiempo por delante, entonces me falta aprovechar lo que me queda de salud y juventud, para irme en diferentes barcos por el mundo, a comunicarme con todos los dioses de todas las culturas, que es el mismo, pues el mensaje que comparte aquí o en África es amor. Te puede interesar: “MARÍA FUE LA RAZÓN POR LA QUE YO NO ME MORÍ CUANDO SE MURIÓ MI HIJA”: TALINA FERNÁNDEZ
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Da click para leer la entrevista completa de Talina junto a su nieta María Levy.