Este domingo se han celebrado dos de las citas más importantes del año para las estrellas de la música y el cine: los Grammy, que han regresado al Staples Center de Los Ángeles tras mudarse al Madison Square Garden de Nueva York por su 60 aniversario, y los BAFTA, los premios de la Academia Británica.
Sorprendentemente, Taylor Swift decidió cambiar la primera entrega de galardones por la segunda a pesar de que estaba nominada a Mejor Álbum Pop por su trabajo en ‘Reputation’, una categoría en la que finalmente se impuso el disco ‘Sweetener’ de Ariana Grande y que, por ironías del destino, se quedó sin nadie que recogiera el gramófono dorado ya que la artista tampoco asistió a la gala.
En el caso de Taylor, su excusa era que se encontraba demasiado ocupada preparando su papel en la próxima adaptación a la gran pantalla del musical ‘Cats’, en el que ella dará vida al personaje de Bombalurina y que se rueda en Londres.
La razón de Taylor para no estar en los Grammy
Sin embargo, eso no le impidió tomarse unas horas libres para acudir a una de las fiestas posteriores a los BAFTA y celebrar los siete premios que había conseguido la película ‘La Favorita’, en la que su novio forma parte del reparto junto a su amiga Emma Stone.
Pese a lo reacios que se han mostrado siempre a alardear de su romance en público, anoche se dejaron ver muy acaramelados durante la velada, en la que se sentaron en mesas distintas pero contiguas, según se puede comprobar en las fotografías obtenidas por el periódico The Sun.
Aunque trató de pasar desapercibida a su llegada a la velada, la cantante -que eligió un favorecedor vestido azul de Stella McCartney para la ocasión- acabó abandonando el local del brazo de su chico y ni siquiera los flashes continuos de los paparazzi consiguieron que perdiera la sonrisa.