¿Cómo escuchar una historia sin juzgar, cuando conoces el otro lado de la verdad? Simple: reconocimiento y validando su propia realidad.
Esta es la premisa que “Zona de interés” nos invita a abordar al presentar el otro lado de la moneda, al ser testigos de la realidad de una familia alemana en plena Segunda Guerra Mundial.
La historia de “Zona de interés”
Una familia muy bien posicionada, de padre comandante y una madre que se ha desvivido por tener la casa de sus sueños para toda su familia. Así es la historia de esta familia alemana en Auschwitz. No obstante, resulta inevitable pensar más allá de su realidad, cuando situados en los que parecen ser los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, esta familia es vecina, pared con pared, de un campo de concentración.
¿En segundo plano?
Durante casi dos horas que dura la película, los sonidos de balas y gritos desesperados se escuchan en un segundo plano, sin embargo, como sucede con la familia protagonista de esta historia, luego de unos minutos parece que nosotros, como espectadores, también nos hemos acostumbrado a ese “sonido ambiental”.
Para reflexionar
No obstante, es imposible pensar en aquellos oídos sordos que hacen caso omiso a esos gritos de desesperación, así como también pareciera que su vista elige no ver el humo que pinta el cielo de gris cada día, por las chimeneas de los hornos del campo de concentración.
Por otro lado, es inevitable pensar en aquella familia, que parece tener todo el derecho a que sus hijos vivan una vida digna, en una casa bonita y con un jardín de gran tamaño para jugar.
“Por el derecho a crecer libres y felices”
“Construimos nuestro hogar desde cero y tenemos derecho a disfrutarlo. Nuestros hijos aman su vida aquí y tienen derecho a crecer libres y felices”, dice la madre protagonista de esta historia, consiguiendo empatizar con ella cuando a su esposo le piden ocuparse de otro campo de concentración en otro lugar. Pues ¿cómo podrían obligarlos a mudarse de su hogar? ¿No piensan en la familia y en la casa bonita que tanto tardaron en construir?
Son pensamientos que llegaron a mi cabeza, consiguiendo empatizar con una madre de familia desesperada y decidida a hacer todo por sus hijos. Pero, por otro lado, ¿qué habría sido de las madres del otro lado del muro que también hubieran hecho todo por sus hijos, pero las ataron de manos y no les dieron otra alternativa?
Abriendo el diálogo
Sin duda alguna, “Zona de interés” abre el diálogo respecto a todo aquello que pasamos por alto por el simple hecho de ver por nuestro bien y de los nuestros. Así como también, relata el otro lado de la historia, el cual, hasta cierto punto considero válido, al menos al hablar de los más chicos, pues sin mayor consciencia, ellos buscan vivir y disfrutar de su realidad de la mejor manera. No obstante, es increíble ver esa otra versión de la historia, con sus reuniones familiares, comidas, fiestas y grandes celebraciones, sin pensar que entre todos ellos no existió el mínimo sentimiento de culpabilidad o responsabilidad social, simplemente, no voltearon a ver lo que sucedía del otro lado del muro.
Un filme completo
“Zona de interés” es un filme con tintes contemplativos, diálogos bastante orgánicos, una naturalidad que transmite todo tipo de emociones al espectador y, ante todo, una historia que nos muestra de forma muy honesta, el otro lado del cuento que todos conocemos, como aquellos que hoy día están de moda en el que el villano es el protagonista de la historia y nos permite ver que “no fue del todo malo” y que “tuvo sus motivos”.
Mención y reconocimiento especial al hecho de que aún situados en la época de la Segunda Guerra Mundial y colindando con un campo de concentración, fuera del ruido de fondo y el humo que es bastante obvio, adicional a uno que otro elemento referente, en ningún momento vemos una imagen explícita de aquello que sabemos, lamentablemente pasó del otro lado del muro.
Zona de Interés un filme nominado al Oscar en las categorías de Mejor película y Mejor filme extranjero. Sin duda, un imperdible del momento.