Si alguien es experta en combinar los tonos negro y azul marino, esa es Meghan Markle.
La duquesa de Sussex y el príncipe Harry le dieron la bienvenida al otoño y acudieron a la Universidad de Loughborough para hacer entrega de los premios Coach Core, encargados de galardonar a jóvenes con un futuro prometedor como entrenadores.
Para esta ocasión, Meghan optó por pantalones acampanados (uno de sus favoritos y que no encantan a la reina Isabel II) en color negro de la firma Altuzarra con un precio de 565 euros (aproximadamente $13,277 pesos mexicanos).
Además de un top azul marino de la firma Oscar de la Renta con un costo de 1,636 libras esterlinas (alrededor de $43,354 pesos mexicanos).
Y aunque lució unos altos stilletos, la duquesa de Sussex mostró que eso no es impedimento para dejar ver que es buena jugando el netball, un deporte similar al baloncesto.
Acoplándose al protocolo real
Meghan ha “encontrado ciertas reglas en la casa real difíciles de entender, como el hecho de que la Reina prefiere a las mujeres en vestidos o faldas en lugar de trajes de pantalón, y a menudo le pregunta a Harry por qué hay que hacer las cosas de cierta manera”, dijo una fuente previamente a la revista People.
“Creo que a veces le resulta un poco frustrante, pero esta es su nueva vida, y tiene que lidiar con eso”, agregó la fuente.
Como nuevo miembro de la Casa Real británica, la ex actriz ha tenido un gran modelo a seguir: Kate Middleton, de quien ya aprendió que cuando se trata de usar faldas o vestidos, se debe usar pantimedias.
Así que Meghan se ha olvidado de lucir sus piernas al natural como acostumbraba, además de optar por bolsos más pequeños en lugar de los más grandes.
Sin embargo, Meghan de vez en cuando rompe las reglas de moda del protocolo real y todavía lleva vestidos sin hombros y sus desordenados bollos en las salidas reales de la realeza, demostrando que ella está cambiando el juego de la moda real.