El legado de Pedro Ramírez Vázquez, el arquitecto detrás de algunos de los monumentos más emblemáticos de México, sigue resonando en la historia del país. Nacido el 16 de abril de 1919 en la Ciudad de México, Ramírez Vázquez dejó una marca imborrable en el mundo de la arquitectura y el urbanismo.
Entre sus obras más destacadas se encuentran el Museo de Antropología e Historia, el Palacio Legislativo de San Lázaro y la Basílica de Guadalupe. Sin embargo, su creación más monumental es el Estadio Azteca, un ícono del deporte que ha sido la casa de las Águilas del América por décadas. Inaugurado el 29 de mayo de 1966 con una aforo que superaba los 80,000 espectadores, este estadio es el único en el mundo en albergar dos finales de la Copa del Mundo, la de 1970, en donde se coronó el Brasíl de Pelé, y la de 1986, que ganó la Argentina de Maradona.
En 2026 se convertirá en el primer estadio del mundo en ser la sede de tres mundiales, razón por la que ahora está en remodelación.
Por otro lado, un año antes de la inauguración del Estadio Azteca, el Estadio Cuauhtémoc, otra maravilla arquitectónica diseñada por Ramírez Vázquez, abrió sus puertas. Este recinto, que es la casa del Club Puebla, tiene una capacidad para más de 51,000 espectadores y también le ha tocado ser sede de los mundiales de 1970 y 1986.
Ramírez Vázquez no solo fue un arquitecto visionario, sino también un apasionado del deporte nacional. Como presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos de 1968, transformó esta justa deportiva en una celebración cultural que mostró lo mejor de la sociedad mexicana al mundo.
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