Un buen tentempié, un drink coqueto, y música que te hace querer bailar incluso si estás sentado. El Colmillo se ha convertido en uno de los predilectos si lo que buscas es un rato tranqui, pero cool, lleno de comida deli que te ponga a barrer el plato.
Su fusión entre la comida callejera de Estados Unidos y platillos típicos del norte de México hacen de su menú toda una travesía. La combinación de sabores que carcaterizan al Colmillo van desde platillos del mar, hasta los mejores cortes con influencias internacionales y técnicas de cocina moderna es excelente.
Su menú es tan variado como nos gusta. Para empezar un guacamole (picosito obvio) con chicharrón de la Ramos y una col asada que van abriendo estómago para todo lo que viene. Un sashimi con el atún más fresco que has visto en la ciudad y una salsa ponzu que lo glasea a la perfección. Un corte encima de una cama de papas trufadas con mostaza que, para ser honestos fue la mejor parte. Finalmente, y para bajarle un poco a la intensidad, unas oreos fritas con su respectiva bolita de helado de vainilla.
Hablando de la atmósfera, la realidad es que es un lugar bastante versátil para todos. Su vibe súper funky y setentera te transporta a la época del disco old school. Esto lo hace el spot ideal para cualquier tipo de ocasión. Desde una celebración de cumpleaños, una comida casual entre semana, o incluso el pre antes de salir a rumbear un jueves.
El Colmillo se ha convertido en un spot de lo más cool en la Ciudad de México, y para que ya no tengas que ir hasta Masaryk, finalmente abre sus puertas en Artz Pedregal al sur de la Ciudad de México. Su fiesta de apertura fue de lo más top, y qué emoción saber que por fin tenemos un Colmillo en Artz Pedregal.