Lo mejor de la Joie Vivre y la esencia de la Riviera francesa llega a la Ciudad de México. El Bagatelle es uno de los restaurantes más importantes en el mundo. Desde su apertura en la ciudad de Nueva York, ha creado una conexión sinigual entre la comida contemporánea y la mediterranean-infused. Su fuerte inspiración en Saint Tropez y su encanto en general le llevaron a abrir más locaciones alrededor del mundo, y ahora llega a la Ciudad de México.
Su apertura se celebró hace unos meses en la Ciudad de México, situando el restaurante en la famosa Av. Presidente Masaryk en el corazón de Polanco. Su decoración, al igual que su menú, ha cautivado a miles de fanáticos de la marca que se han dado el placer de probar su comida. Como somos fans del interiorismo, nos dimos a la tarea de investigar quiénes eran los creadores de este nuevo hotspot que tiene su propia energía, y no nos sorprendió enterarnos de que Jaime González y Alfonso Helfon habían sido los responsables. Platicamos con ellos para comprender todo su proceso creativo.
¿Cómo fue este primer acercamiento con Bagatelle? Sabemos que ya tiene presencia en el país, pero la llegada a la Ciudad de México fue una gran noticia.
Siempre hemos sido fanáticos de Bagatelle. Cada vez que viajábamos a Europa en verano, tratábamos de ir a los diferentes restaurantes, como el de Saint Tropez, el de Miami o incluso el de Nueva York cuando seguía abierto, que era una visita obligada.
Cuando supimos que venía Bagatelle a México, obviamente la emoción de saber que una de nuestras marcas consentidas llegaría a México. Nos dio mucho gusto que nos buscaron, nos hablaron y nos dijeron que les encantaría que hiciéramos el proyecto de Bagatelle en la Ciudad de México. De ahí empezamos a trabajar con un grupo que no conocíamos, pero nos fuimos conociendo en este proceso. Estamos felices de haber colaborado con una de las marcas que tanto nos gusta.
¿Qué estudió cada uno?, ¿y cómo es que se conocen?
Jaime: Pues la verdad, no estudiamos. Yo me quedé a la mitad de derecho en la carrera, la verdad estaba perdido. No sabía ni lo que quería. Alfonso llegó casi a la mitad de arquitectura también. Pero siempre tuvimos claro que lo nuestro era un tema creativo, no transformar espacio. Siempre tuvimos esta visión. Yo soy de Guadalajara y ahí empecé haciendo eventos.
Alfonso: Yo tenía 16 años cuando empecé a hacer eventos y nos conocimos en México. Nos conocimos en una florería y desde ahí empezamos a hacernos amigos. Y llegó un punto en el que decidimos que queríamos unir nuestras dos marcas. Formamos González Helfon. Eso fue hace 13 años. A partir de ahí, Jaime vino a vivir a la Ciudad de México. Hicimos nuestras oficinas. Empezamos con unas oficinas pequeñas. Lo fuimos creciendo a unas un poquito más grandes hasta que ya establecimos nuestro corporativo en Santa Fe hace siete años.
Tenemos tres áreas: residencial, entretenimiento, como podría ser Bagatelle y corporativo. Yo creo que cualquier persona que se quiera casar quiere una boda González Helfon, pues esto es como un giro diferente.
¿De qué se inspiran para sus interiores y qué es lo que plasman a través de todo lo que hacen?
Sabes que siempre teníamos esta parte que decíamos que éramos muy afortunados en poder transformar espacios, pero eran espacios efímeros. Eran espacios que en 12 horas se iban a tener que empezar a desmontar. Al final de cuentas en un evento solo la gente que pudo ir pudo disfrutar ese memento y en cambio, un restaurante, un corporativo, un café, la gente puede ir y conocer un poquito del trabajo que hacemos.
En cuanto a qué nos inspira, siempre nos ha gustado tener un balance entre elementos clásicos y elementos modernos. No como puedes ver, Alfonso y yo también somos como el ying y yang en muchas cosas. Queremos lograr un balance, un eclecticismo, y esto hace que un proyecto no sea temporal y que un proyecto no envejezca pronto. Creo que es algo súper importante en proyectos de Interiores. Yo creo que a nadie le interesa ver un proyecto de dos años que ya pasó de moda porque fue demasiado moderno o fue demasiado clásico. Entonces siempre tratamos de llegar a este balance donde tengamos como un eclecticismo atemporal que logre envejecer muy bien.
González Helfon Living apenas va empezando, pero ¿qué está en puerta para ustedes con este nuevo proyecto?
Pues mira, nos emociona mucho González Helfon Living es un proyecto que la verdad en el momento en el que nosotros decidimos hacerlo nos estábamos metiendo también en un en un medio problema. Somos muy afortunados de tener muchos proyectos de eventos, pero también ahora, pues han sido muchísimos proyectos de interiores. Hemos tenido que contenernos en el número de proyectos que podemos tomar, o que debemos tomar para garantizar la calidad y el que todo lo que hagamos siempre sea algo que nos sintamos orgullosos. Buscamos seguir cambiando, seguir mejorando todo lo que hacemos en el tema de eventos. Pues son veintitrés años de hacerlos que ya es algo que hacemos dormidos, no automático. Y en los eventos hemos aprendido muchísimo, ni Alfonso ni yo somos arquitectos. A final de cuentas. Es un tema del cual nos hemos rodeado de un equipo increíble, un equipo de gente súper talentoso, un equipo de gente que nos ayuda aterrizar nuestras ideas.
Al final de cuentas, creo que es, saber, dirigir y transmitir lo que lo que queremos, las proporciones que nos gustan. Las proporciones también que nos definen creo que al final de cuentas, tenemos un estilo muy marcado. Nos gusta que se transmita nuestro trabajo. Y pues vuelve a ser un trabajo increíble porque cada proyecto es diferente
¿Cómo dividieron su trabajo en su carrera y para la creación del Bagatelle?
Yo creo que los dos trabajamos mucho. Yo creo que los dos tenemos diferentes estilos de trabajo. Creo que nos hemos complementado muchísimo. Alfonso tal vez aporta la parte divertida. Yo aporto como los cimientos, como la base, tal vez un poquito más formal. Y creo que al final, la mezcla de las dos personalidades ha dado como resultado lo que la gente ve en González Helfon.
El balance, creo que es súper importante. No ha sido fácil, no fue fácil, pero creo que estamos en una etapa increíble en la que ya aprendimos muy bien cómo funcionamos los dos. Pero creo que para aquí un negocio sea exitoso los dos tienen que ser super chambeadores. Los dos tienen que estar super comprometidos. Y creo que nosotros, desde el inicio, hemos logrado tener ese, ese compromiso y esa y esas ganas de todos los días. Levantarnos para seguir creando.
¿Cómo logran crear una diferencia entre este Bagatelle de otros que existen en el mundo?
Bueno, cuando estabamos en las etapas iniciales y cuando tomamos contacto con los directivos de Bagatelle que son franceses, pues ellos estaban muy casados con la idea de que siguiera la misma línea de todos los restaurantes que tienen las playas como en St. Tropez, que son realmente super bonitos pero muy sencillos. Creíamos que era un un producto demasiado enfocado a playa como para aterrizar eso en Masaryk y en la Ciudad de México. Entonces, desde un inicio, pujamos en enriquecer mucho más, agregar más texturas, agregar más materiales, darle como un upgrade a todo el tema general como de acabados pisos. Telas sin perder la parte divertida que ese es gran caché de la marca no este todos estos happenings que queda hacen no fue fácil.
En un inicio, los socios europeos estaban súper clavados en que tenía que ser como el estilo de los Bagatelles muy playeros, muy blancos, muy playa, casi querían arena en los pisos, pero poco a poco fueron, los fuimos convenciendo de que podía hacer un proyecto súper bonito. Y estemos esperando que lo que logramos colaborar para la marca se pueda empezar a replicar en otros Bagatelles. Que esta fuera la nueva personalidad de los Bagatelle, por lo menos los que se abran en las ciudades.