Entre las piezas más representativas de la mansión de Silvia Pinal, sin lugar a dudas destaca el cuadro que adorna una de las salas principales. Esta pieza posee actualmente un importante valor, además de que por años ha atestiguado diversos episodios cruciales para la dinastía.
Diego Rivera, el artista detrás del famoso cuadro que Silvia Pinal resguarda en su hogar
En el año 1955, cuando su carrera se encontraba en ascenso y su fama incrementaba cada vez más, Silvia Pinal contactó a Manuel Rosen Morrison, un importante arquitecto, a quien la actriz eligió para diseñar su residencia. En su interior existen múltiples artículos con invaluable valor histórico, económico y sentimental.
Uno de ellos es la pintura que luce en la sala principal, la cual muestra a Silvia Pinal retratada minuciosamente por Diego Rivera, quien plasmó en el lienzo la imagen de la actriz mientras posaba con un elegante atuendo que sacó a relucir el porte que desde siempre la ha caracterizado.
De acuerdo con las narraciones que doña Silvia ha dado de esta reliquia, dicha pieza se realizó gracias al arquitecto de su mansión, quien habría sido el primero en plantearle la posibilidad de colocar una obra de este tipo. Asimismo, Rosen Morrison sugirió que le pidiera el trabajo a Diego Rivera, que para ese momento era una de las personalidades más reconocidas dentro del mundo del arte en México.
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El proceso creativo que vivieron Silvia Pinal y Diego Rivera
En un inicio, Rivera planteó la posibilidad de que se hiciera un desnudo, sugerencia que Silvia Pinal rechazó, puesto que ella quería que la pintura desbordara elegancia. Fue así que consultó a Tao Itze, uno de los diseñadores más importantes de la época, con el fin de que le ayudara a seleccionar el atuendo con el que posaría e inauguraría el trabajo artístico.
Es así que tras cerca de tres meses en los que doña Silvia posó de pie por horas, Diego Rivera culminó el trabajo y le entregó una pintura impecable. Para sorpresa de la actriz, el artista se negó a recibir un pago por su obra y le hizo saber a su musa que se trataba de un regalo, mismo que hasta el día de hoy es atesorado entre sus pertenencias y ha adquirido un valor monetario importante.