Quien haya dicho que en Polanco no había buenas tortillas, es porque no ha ido al Siembra Comedor. A los mexicanos nos caracteriza el amor por nuestra cultura; esa que se transmite como un relato pasado de generación en generación y nos cuenta que, según el Popol Vuh, el primer hombre creado estaba hecho de maíz. Como parte de este amor, hemos aprendido a valorar lo nuestro y regalarle un pedazo de esta cultura a las nuevas generaciones. La gastronomía ha hecho también su parte con esto, y en esta ocasión nos hemos dado la tarea de conocer Siembra Comedor, una propuesta que nos remonta a nuestras raíces.
Lo que comenzó en 2019 como una taquería en Polanco, terminó por expandir su panorama para ofrecer una experiencia más elevada que evocara emociones y memorias en quienes se atrevieran a probarla. Los chefs Karina Mejía e Israel Montero comenzaron con un pequeño local, y ahora abren las puertas a un comedor que funciona como un “laboratorio de maíz”, como mencionó el chef Montero.
Los sabores de Siembra Comedor
El concepto culinario detrás de este nuevo spot se basa del respeto y la revalorización del maíz criollo. Haciendo tributo a este ingrediente milenario, y utilizando unos cuantos otros ancestrales de diferentes regiones de México, logran crear un sincretismo entre lo tradicional y lo contemporáneo (acompañado, claramente, de una selección de vinos mexicanos EXCELSA).
Para nuestra visita al Siembra Comedor, situado en Isaac Newton 256, comenzamos con unas “pancitas” (que son la parte de la tortilla que se infla cuando se pone al comal) con unas salsas martajadas y tatemadas, que servían como preámbulo para el festín que se venía. El menú y el restaurante hacen énfasis en su amor por el maíz, y esto está reflejado perfectamente en los platillos. Seguido de esto, vino un ostión fresco con una salsa de chiltepín y sus debidas gotas de limón para coronar.
Aquí casi todo se come con las manos, y es que como alguna vez alguien que conozco comentó, hemos perdido esa primera conexión importante con la comida que viene primero de su siembra y después con el tacto cuando se lleva hacia a la boca. Pues el siguiente platillo que disfrutamos fue un sope de frijol con escamoles y epazote rayado que era como ese platillo que alguna vez habías probado, pero mejor. Después se vino una tostada de atún que estaba... ni para qué te cuento. Para terminar, elegimos un taco de jaiba capeada, al estilo Ensenada más o menos, que no era menos que deliciosa y hogareña de cierta manera. El postre fue un helado de frutos rojos con una base de crumble y crema batida encima, porque como toda buena comida mexicana, tenía que terminar con un toque dulce.
Los aromas del maíz recién molido y cocinado, combinado con el copal que utilizan para realizar limpias ancestrales al Siembra Comedor, inundan la cuadra y nos obligan a entrar a probar el manjar que tienen para ofrecer. Siembra Comedor ofrece una experiencia culinaria auténtica que destaca la sencillez y la autenticidad de la cocina. Su menú, que está en constante sintonía con los ciclos estacionales, presenta platos frescos y únicos que se adecuan a las temporadas y la disponibilidad de los ingredientes. Desde starters como aguachile de callo hasta platos principales como la pesca del día con mole verde, el restaurante nos enamora por su atención a la frescura y a los detalles. Sabemos que en México no hay nada más importante que el ser unidos a través de la comida, y aunque a veces nos falte el conocimiento sobre su preparación es importante buscar maneras de reconectar con lo nuestro, porque es lo que nos hace.
