Propósito de año nuevo: visitar las hermosas tierras de Sonora

Propósito de año nuevo: visitar las hermosas tierras de Sonora

El desierto también tiene encanto y queremos que lo conozcas.

Si nunca ha pasado por tu mente visitar Sonora, esta es la oportunidad perfecta para que conozcas los destinos más increíbles y alternativos del norte de México. Desde ciudades coloniales ricas en cultura y gastronomía; hasta hermosos paisajes que sólo los tonos marrones del desierto pueden ofrecerte.

Ruta de las misiones

La primer parada es en Magdalena de Kino, un pueblo mágico al norte del estado que lleva el nombre del misionero jesuita Eusebio Francisco Kino. Una localidad muy agradable para realizar un recorrido a pie y contagiarte de la amabilidad de los lugareños. Aquí podrás conocer los pintorescos portales, artesanias y los dulces tradicionales de la zona, como el membrillo.

Además, aún se conservan las antiguas misiones del Padre Kino, que puedes visitar a escasos 5 kilómetros del pueblo de Magdalena, en el poblado de San Ignacio. También Tabutama y Oquitoa, ambos pueblos llenos de reliquias y misticismo de la era Franciscana.

No olvides visitar la ?Iglesia de la Purísima Concepción?, considerada un Monumento de la Nación, en Pueblo Viejo, Caborca. Ahí, aún se aprecian orificios de bala en las paredes, huellas de la invasión norteamericana de 1856, donde triunfaron los defensores mexicanos. Razón por la cual lleva el nombre de ?Heróica Caborca?.


Las culturas del desierto

En La Proveedora realizarás un ritual para pedir permiso al desierto y adentrarte a su territorio para observar los petrograbados de ?los moradores del desierto? con una antigüedad de entre 800 y 1500 años. No olvides tomarte una selfie con un enorme cactus sahuaros y cardones típicos del ecosistema del desierto de Sonora, que pueden llegar a medir más de 15 metros de altura.


Puerto Peñasco

Visitar el paraíso costero de Puerto Peñasco es una experiencia de aventura, descanso, lujo y una conexión con la naturaleza, todo en un mismo sitio. Aquí podrás encontrar una amplia oferta de resorts y residenciales de primer nivel.

Las principales actividades turísticas que debes considerar son el esquí, windsurf, velero y esnórquel, o simplemente contemplar el atardecer desde un yate rodeado por delfines.

Visita la isla de San Jorge para una experiencia de buceo inolvidable, ya que esta reserva natural es el hogar de una de las poblaciones más abundantes de lobos marinos.


Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar

Considerada una zona prioritaria de protección, esta reserva alberga una diversidad clave del desierto de sonora. Por ello, una parte muy importante de este lugar se declaró como Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, en 1993; 20 años después, en 2013 fue declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO.

Esta zona de más de 714,000 hectáreas está formada por un escudo volcánico con más de 400 cráteres. Y dado que se asemeja al paisaje lunar, la NASA entrenó a algunos de los primeros astronautas que viajaron a la luna.

No dejes de visitar el campo activo de dunas, el más grande de América del Norte. Cuenta con un tipo de dunas en forma de estrella que solo se pueden encontrar en pocos desiertos del mundo, como en el Sahara y el Arábigo, donde la cantidad de arena es abundante y la dirección tan variable del viento le da esa forma.


Ruta del Río Sonora

No todo es desierto. En el estado existen seis ríos; el Colorado, el Concepción, el Mátape, el Yaqui, el Mayo y el Sonora. A lo largo de este último han florecido poblaciones de Ures a Cananea donde tendrás un encuentro con la naturaleza y la cultura campirana de la zona; vacas, caballos y campesinos.

Pero que no te engañe, en Ures la calidéz de su gente es conocida desde 1536, cuando el español Álvar Núñez Cabeza de Vaca se extravió y llegó hasta este asentamiento, donde fue recibido con regalos y sonrisas. Razón por la que hasta nuestros tiempos es conocida como ?el lugar de los corazones?.

Aquí no sólamente te deleitarás con la gastronomía y los dulces típicos, también puedes ver cómo se elaboran los jamoncillos hechos con miel de la caña de azúcar de la que se obtiene el piloncillo, o la panocha, como es llamada en Sonora.

Viaja al norte hasta Agua Caliente, cerca de Aconchi y visita el manantial que brota de rocas con una temperatura que puede alcanzar los 60 grados celsius. Aquí se hace la ya tradicional ?carne asada? cada fin de semana.


Hasta ?El Novillo?

¡Seguro esta foto la has visto! Se trata de los vestigios de una iglesia antigua que quedó sumergida. Se trata de lo que fuera el templo de Batuc, uno de los tres pueblos que tuvieron que sacrificarse en 1963 para realizar esta enorme obra de ingeniería que hoy abastece de agua y energía eléctrica a importantes zonas del estado.

El Novillo, una de las represas más grandes de Sonora, se encuentra a tan solo 170 kilómetros de Hermosillo, por lo que es una opción muy accesible para incursionar durante el fin de semana desde la capital del estado con el objetivo de relajarse y entrar en contacto con la naturaleza.

En este sitio se pueden encontrar diversos tipos de peces como lobina, mojarra, bagre y pinto; además, en abril de cada año se celebra el Torneo Internacional de Lobina Novillo Bass Club, de pesca deportiva.


Las inmensas dunas de Sonora

En la playa de San Nicolás existe un sitio mágico para disfrutar la fusión del mar y el desierto. Aquí, las dunas de arena no solo crean formas y paisajes espectaculares, sino que también sirven para llenarte de adrenalina.

Puede que sea difícil caminar por su arena fina, pero subir hasta 60 metros de duna bien vale la pena. Un instructor te ofrece una explicación rápida para que disfrutes deslizandote en diagonal. Y no te preocupes por la caída, la arena amortigua el golpe.


Por las calles de Hermosillo

La capital de Sonora esconde historia y tradiciones. Las tranquilas plazas y calles del centro de la ciudad son una invitación a caminar, aunque claro, es mejor si es temprano en la mañana o ya entrada la tarde, cuando las plazas están más animadas por la gente que sale a aprovechar el clima fresco, un factor a tomar en cuenta cuando uno se encuentra en esta localidad desértica, que es mejor conocida como ?La Ciudad del Sol?.

Si después de los tostitos y las papas locas que venden los puestos en la plaza Zaragoza no son suficientes, es tiempo de que visites el mercado municipal: con ambiente tradicional y amigable de este pintoresco mercado, además de los ricos olores de los platillos que se ofrecen, como el menudo, el pozole y los tamales, acompañados, por supuesto, de un buen café colado.

Prueba ?las coyotas? y visita el barrio Villa de Seris, que te ofrece la posibilidad de probar la original receta del siglo XIX. A base de harina de trigo, manteca sal y azúcar con relleno de piloncillo, aunque hoy también hay de cajeta, jamoncillo, piña, manzana, guayaba, dátil y hasta higo.


Por el Cañón de Nacapule

En la sierra del Aguaje, donde se encuentra el cañón del Nacapule, a unos siete kilómetros de la bahía de San Carlos existe un ambiente rocoso y empinado, un cañón ideal para practicar rapel entre cactus y otras plantas espinosas poco amigables, aunque también sorprende encontrarse con palmeras.

Si tienes suerte tendrás un encuentro con una especie endémica de esta región llamada ardilla chichimoco; también, que es frecuente avistar venados cola blanca, tortugas, iguanas y coatíes, sobre todo cerca de las fuentes de agua.

Si eres lo suficientemente valiente, toma la tirolesa que atraviesa el cañón para tener un ángulo diferente de los hermosos paisajes.


La danza del Venado

Como lo mencionamos antes, la relación que tiene el hombre con el desierto es expresado mediante rituales. Y la Danza del Venado es una expresión ancestral de los yaquis y los mayos. Actualmente esta danza se ejecuta durante las principales fechas religiosas, como fiestas patronales y el final de la Cuaresma, aunque también durante importantes celebraciones familiares. Si organizas tu viaje para estas fechas probablemente puedes observar la danza.


Una ciudad congelada en el tiempo

Conocida también como ?la ciudad de los portales?, Álamos es una ciudad que se construyó a base de la industria minera. Aunque hoy día, su riqueza radica en la biodiversidad que resguarda. Es la primer ciudad nombrada ?Pueblo Mágico? del estado de Sonora.

Con tan solo entrar a la ciudad y caminar entre sus casonas coloniales grandes y coloridas, parece que se escucha el eco de los cascos de los caballos y el rodar de los carruajes que alguna vez se trasladaron por las calles, mientras hombres prósperos y mujeres elegantes se pasean sin preocupaciones entre jardines y plazas.

Álamos es un destino con una atmósfera especial, donde su rico pasado se entremezcla con la radiante tranquilidad de su presente.


Recorrer el entorno natural que rodea a la ciudad de Álamos es descubrir un claro ejemplo de la diversidad de ecosistemas que se pueden encontrar en Sonora. Sus hábitats van desde el matorral, donde predominan las cactáceas y otras especies que se adaptan a este tipo de climas secos, hasta el bosque de pinos y encinos, en las zonas más altas y húmedas de las montañas.

En estos entornos habitan más de 100 especies de mamíferos, entre felinos como el jaguar, el puma, el gato montés, el ocelote y el jaugarundi. También es hogar de una población importante de venados, coyotes, liebres y otros mamíferos de menor tamaño.

Y por si fuera poco, en las afueras de Álamos se encuentra el Museo María Félix, uno de los sitios más imprescindibles para adentrarse en la vida de una de las actrices más famosas de México.

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