Esta noche ha sido por varias décadas la mejor oportunidad para cientos de diseñadores de demostrar qué trucos tienen bajo la manga. También ha sido obviamente, la mejor oportunidad de las celebs, artistas y básicamente cualquier famoso de ponerse, aunque sea un ratito, bajo el spotlight enseñando looks que han dado mucho de qué hablar.
Hagamos un recorrido al pasado para entender cómo es que surge este evento y más importante, cuál es su verdadero propósito. Fuera del glamour y ostento de la alfombra roja y los vestidos, esta noche es una gala benéfica que recauda fondos para el Costume Institute del Museo Metropolitano de Arte en Nueva York. Año con año, sus exposiciones reúnen prendas históricas bajo una temática que conforman la exposición.
En 1937 se fusionó el Museo del Arte del Vestido y el Museo Metropolitano de Arte creando el Costume Institute (Instituto del Vestido). Unos años después, en 1948, la publicista de moda Eleanor Lambert organizó la primer gala del MET. Fue hasta los años 70 cuando Diana Vreeland transformó el evento para ser cómo hoy lo conocemos. La visión de Vreeland para la gala era mostrar la moda como una forma de arte y crear una plataforma para que los diseñadores mostraran su trabajo.
En sus inicios un boleto para asistir a la cena rondaba los 50 dólares, que no es nada comparado con el precio por entrada actual que ronda los cincuenta mil. Aunque incluso si tienes un guardadito, sólo podrías asistir si fueras invitado por la mismísma Anna Wintour.
A lo largo de los años, Met Gala se ha convertido en sinónimo de momentos de moda exagerados, con invitados que superan los límites del estilo y la creatividad. Cada año, el tema del evento refleja el tema de la exhibición anual del Instituto del Traje, con temas anteriores que incluyen “Cuerpos celestiales: La moda y la imaginación católica”, “CAMP: Notas sobre la moda” y “China: A través del espejo”.
Pero no es solo la moda lo que hace que la Met Gala sea tan especial. El evento también se ha convertido en un punto de acceso para avistamientos de celebridades y encuentros inesperados.
En 2018, la actriz Blake Lively reveló en Instagram que había escondido un mensaje secreto en las cuentas de su vestido, que decía “Reynolds”, el apellido de su esposo Ryan Reynolds. Los fanáticos de la pareja enloquecieron con el dulce gesto, demostrando que la Met Gala no se trata solo de moda, sino también de los momentos personales que hacen que la noche sea tan especial.
Desde la Princesa Diana hasta Kim Kardashian, e incluso un par de mexicanas como Salma Hayek y Eiza González han caminado por la icónica alfombra roja, y lo que pasa detrás de puertas es un poco desconocido para el público. Pero algo es cierto y es que no podemos esperar a ver qué momentos de la moda se crearán y qué sorpresas habrá a lo largo de la noche. El evento ha recorrido un largo camino desde sus humildes comienzos, pero una cosa sigue siendo la misma: el Met Gala sigue siendo el evento más importante de moda del año.