No todas las historias son felices. Tanto así que la historia del verdadero ‘Dumbo’ estruja el corazón a más de uno.
‘Jumbo’, el elefante que inspiró la aclamada historia de la cinta de Disney, dista mucho de tener un final feliz.
Su vida estuvo llena de datos trágicos dignos de una historia de terror: alcohol, amor por su mánager y una misteriosa muerte.
La verdadera historia de ‘Jumbo’
Todo comenzó en 1862 en Abisinia, donde ‘Jumbo’ fue capturado. Se dice que para poderlo atrapar mataron a su madre, quien intentó protegerlo.
Luego de asesinar a la mamá, ‘Jumbo’ — de tan solo dos años y medio de edad— fue bautizado con este nombre que significa ‘hola’ en suajili.
La primer escala tras su captura en Etiopía fue París, donde muchos pensaron que moriría debido al tortuoso trayecto. Pero ‘Jumbo’ sobrevivió.
Sin embargo sus condiciones eran lamentables y así llegó al zoológico de Londres donde fue intercambiado por un rinoceronte.
Un elefante imponente
Londres fue su hogar a partir de 1865, donde tener un elefante africano era toda una rareza, pues su tamaño era más grande e imponente.
En aquella época, los zoológicos solo contaban con elefantes asiáticos, que se caracterizaban por su tamaño (más pequeños) y eran considerados dóciles. No así los africanos, que eran de gran tamaño y tenían fama de ser violentos y rebeldes.
Su llegada fue todo un acontecimiento, ‘Jumbo’ llegó maltrecho, enfermo y a nada de morir. Pero el director del zoológico lo quería a toda costa.
“Nunca había andado por los caminos de Dios una criatura más deplorable y enferma”, escribió Abraham Bartlett, director del zoológico de Londres de aquella época.
‘Jumbo’ estuvo a cargo de un trabajador del lugar de nombre Matthew Scott, quien no tenía demasiada experiencia y además era un tipo muy peculiar.
Al igual que el recién llegado elefante, Scott era solitario así que no dudó en dormir con el animal en la jaula durante seis meses, lo que hizo crear un vínculo muy especial entre los dos.
Los cuidados y el amor de Matthew hicieron que ‘Jumbo’ se recuperara y sanara, lo que provocó que el paquidermo se viera incapaz de estar alejado de su cuidador por mucho tiempo.
La relación entre el paquidermo y el cuidador quedó en las memorias de Scott, quien relató cómo era cuidar a ‘Jumbo’.
Al elefante pronto le consiguieron una pareja. Su nombre era Alice, pero el animal prefería estar junto a su cuidador que con la hembra de su misma especie.
‘Jumbo’ se convierte en estrella
Por aquellos años la fotografía estaba en su apogeo, por lo que inmortalizar a ‘Jumbo’ fue una cosa normal. El paquidermo crecía y crecía y era buscado por muchos artistas que hicieron del elefante una celebridad de la época.
Todo Londres quería verlo, por lo que acudían a visitarlo a Regent’s Park y le llevaban regalos, la mayoría eran pasteles.
Para 1880 el elefante comenzó a tener problemas de ira, era violento y destrozaba cosas por la noche. Se pensaba que se debía al celo, que necesitaba una hembra.
Así lo creía el director del zoológico, quien al saber que ‘Jumbo’ estaba por alcanzar sus 20 años diagnosticó erróneamente que el animal tenía sus hormonas descontroladas.
Aunado a esto, Scott exigía constantemente que le subieran el sueldo, al saber que el paquidermo solo lo obedecía a él.
“No tengo dudas de que el estado del animal es tal que mataría a cualquiera (excepto a Scott) que se atreviera a entrar en su jaula. Hasta ahora, Scott ha conseguido que el animal esté perfecto y completamente bajo su control. Cuánto puede durar esta situación es imposible de decir”, expresó Barlett al consejo encargado de gestionar el zoológico.
La realidad era otra. Scott se aprovechaba de la relación que tenía con el elefante, pero también tenía un horrible truco para mantenerlo calmado. Cuando le surgían ataques de ira, su cuidador le daba whisky.
Esto hacía que el elefante se calmara y olvidara su ira, pues terminaba ebrio con el alcohol. Y luego de muchos años se descubrió que lo que provocaba los arranques de violencia e ira en ‘Jumbo’ eran provocados por la constante ingesta de pasteles que sus fans le llevaban.
Los dolores ocultos de ‘Jumbo’
Richard Thomas, arqueólogo de la Universidad de Leicester en el Reino Unido, examinó los restos del elefante con motivo de la realización del documental de la BBC Attenborugh and the Giant Elephant (2017) y las conclusiones fueron terribles.
El dolor que padeció el pobre animal era tal que enloqueció sin remedio.
No solo la dieta a base de pasteles le provocaban un enorme dolor en su estómago, sino que además le destrozó su dentadura. También descubrió que otras partes de la anatomía del paquidermo presentaban rasgos insólitos, en especial las articulaciones.
‘Jumbo’ tenía unas lesiones que, según el investigador, “debieron de ser increíblemente dolorosas y pudieron producirse por el gran peso que debía cargar paseando grupos de visitantes”.
El adiós de Jumbo
Al saber que el elefante era cada vez más agresivo, el director del zoológico decidió vendérselo al magnate circense estadounidense P. T. Barnum.
Los británicos enloquecieron y convirtieron este hecho en una ofensa nacional. Miles de londinenses cada noche se agolpaban a las afueras del zoológico para despedir al elefante, incluso crearon un fondo para intentar recomprarlo.
Pero fue imposible. ‘Jumbo’ partió rumbo a Nueva York y ahí Barnum lo paseó por Broadway para que los estadounidenses admiraran aquel ejemplar de enorme tamaño.
Quizás estos fueron los años más felices del elefante, quien convivía con otros 20 animales de su especie, un hecho que alivió de la soledad que tanto le había deprimido durante su estancia en Londres.
Poco tiempo después Barnum agregó a la exposición de los denominados “freaks” — donde el público podía ver a “la mujer de 160 años”, una variedad de mujeres barbudas y los hermanos siameses Chang y Eng— a ‘Jumbo: el animal más grande del mundo’.
Todo parecía marchar bien en la vida del elefante, pero el cruel destino le tenía preparado algo más. En 1885 el circo al que pertenecía ‘Jumbo’ había terminado de dar una función en Saint Thomas, en Canadá.
Todos los animales ya estaban en sus jaulas, solo faltaba ‘Jumbo’ y un bebé elefante de nombre Tom Thumb. De pronto apareció una locomotora en dirección al pequeño paquidermo.
Su instinto protector hizo que ‘Jumbo’ se interpusiera entre el bebé elefante y la locomotora. Sus siete toneladas salvaron a la cría del impacto del ferrocarril. Esto mató a ‘Jumbo’ al instante.
Esto fue lo que contó Barnum.
“Hizo creer que su muerte fue un gran acto heróico en el que Jumbo se sacrificó par salvar a la cría, pero no fue así”, concluyó David Attenborough, quien rodó el documental Attenborough and the Giant Elephant en 2017.
El documental muestra una realidad distinta. Mientras ‘Jumbo’ subía al tren, otro venía en sentido contrario y se lo llevó por delante. El elefante sufrió una hemorragia interna que le causó la muerte.
‘Jumbo’ tenía tan solo 24 años. Un elefante puede llegar a los 60 o 70 años cuando están en libertad.
El tamaño del elefante y su mítica existencia continúa hasta nuestra época. Actualmente la palabra ‘jumbo’ se puede leer en varios restaurantes e incluso productos.
Para 1939, Helen Aberson inmortalizó a ‘Jumbo’ al escribir ‘Dumbo’. Cambió el nombre porque permitía el juego de palabras evocado de dumb, tontito.
La historia llegó a las manos de Walt Disney, quien convirtió la historia en una deliciosa película de animación en 1941. Pero la vida de Jumbo, sin embargo, está muy lejos de ese cuento amable que nos presentan las películas.