Por Cecilia Morales Andere
Verónica Villarreal, nacida en Monterrey y formada en diversos países, decide romper sus propios paradigmas para lanzarse y conquistar su más grande sueño: la plástica por medio del dibujo.
VERÓNICA VILLARREAL “Yo creo que mi pasión por el arte comenzó desde que nací, desde que era niña era muy visual: pintaba, observaba los colores y las figuras; me encantaba dibujar las caricaturas hasta que mi mamá me preguntó qué quería estudiar, yo no sabía si quería estudiar arte, tenía la idea de que un artista es una persona frustrada, que no les va bien, que no es una carrera seria, hoy agradezco haber tenido esa duda”, recuerda Verónica. Gracias al apoyo de su mamá rompió la falsa creencia, confió en su talento y se lanzó con todo el entusiasmo que la caracteriza. A Vero también la inspiró su abuelo materno, Rogelio Sada Zambrano, quien dedicó mucho tiempo a la política y tuvo una época de ser pintor, aunque se le reconoce por su carrera profesional y de negocios en Vitro.
“Mi abuelo siempre me dijo que para él fue una forma de expresarse creativamente, tengo una conexión especial con sus obras, pienso que se sentía algo encadenado en su trabajo y creencias religiosas, y eso me identificaba con los cuadros que él pintó en ese momento. Hoy día, comparto el gusto por el arte, me aconseja y brinda su apoyo y opinión”. Fue en el 2006 cuando Verónica comenzó a hacer retratos a lápiz, tenía 15 años y sus amigas le empezaron a pedir que las dibujara, ahí afianzó su emoción por el arte al tomar un rol más importante en su vida por ser las primeras ocasiones en que su talento se reconocía, a pesar de que su mamá guarda cuadros de ella aún más pequeña que pintaba en casa. Mientras la artista decidía qué quería estudiar, cursó un año de Arquitectura, suficiente para saber que no era lo suyo, pues sus ideas eran más grandes y extrañas, como construir un edificio con formas caprichosas y sin seguir las reglas –proyectos demasiado ambiciosos–. Continuó sus cursos en el arte durante un año en Barcelona, posteriormente en California, lugar en el que afianzó por cuatro años su pasión y donde obtuvo su licenciatura en la Universidad de San Diego State y al finalizar se muda a la Ciudad de México para trabajar como artista.
Descubre el artículo completo en la edición digital e impresa CARAS SEPTIEMBRE