A casi un año del sensible fallecimiento de Amparín Serrano, su madre, la doctora Amparo Espinosa Rugarcía, nos recibe en las instalaciones de la Fundación ESRU para contarnos acerca del Premio Amparo para mujeres creativas.
“Yo fui su madre, pero Amparín fue mi maestra”.
¿Cómo surge la idea del Premio Amparo Serrano?
Al poco tiempo de su muerte, pensé que los premios son buenísimos pues estimulan y promueven algo lindo. Fue entonces que pensé en crear el premio, pues me pareció una manera de celebrarla y transmitir ese amor por el arte e impulsar a otras mujeres, para que se atrevan a creer y ser ellas mismas y a vivir, experimentar y expresar su arte.
Desde siempre, la familia Espinosa Yglesias ha apoyado, entre otras causas y grupos, a las mujeres, ¿qué representa esto para usted?
A través de diversas organizaciones y proyectos que tenemos, buscamos apoyar a las mujeres. Yo pienso que lo hago por mi mamá, que nunca habló y seguro tuvo mucho que decir, aunque no siempre tuvo la oportunidad. Me encantaría saber qué pensaba, pero hoy, eso es imposible; sin embargo, lo que sí podemos hacer ahora es escuchar a otras mujeres e impulsarlas a expresarse.
Para usted, ¿por qué resulta tan importante un premio como este?
Simplemente, considero que, con proyectos como el Premio toda la sociedad gana, pues podemos ser testigos de la libertad de expresión y manifestación artística.
¿Cuál el mayor legado que Amparín dejó a su paso?
Yo fui su madre, pero Amparín fue mi maestra. Ella fue valiente, se atrevió a todo e impactó en mucha gente de forma positiva. Su creatividad responde a todas las necesidades. Amparín vivía adelantada, y llegó a ser criticada, pero sin duda dejó un legado de valentía y creatividad.