El empresario mexicano falleció a los 98 años dejando un gran legado atrás.
Don Lorenzo, así es como le llamaban sus amigos y gente cercana a Lorenzo Servitje Sendra, el empresario cuya ardua labor lo llevaron a trascender fronteras.
Servitje nació en la Ciudad de México el 20 de noviembre de 1918, de abuelos campesinos y padres que migraron desde España en busca de mejores horizontes.
El padre de Don Lorenzo trabajó duro y fundó la pastelería ?El Molino? que tenía su expendio principal en la calle de 16 de septiembre, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Mientras, el entonces joven Lorenzo, decidió estudiar en la UNAM la carrera de contador público, con el fin de que sus conocimientos fueran útiles a su familia.
Sin embargo, Lorenzo aún no concluía sus estudios cuando en 1937, lamentablemente falleció su padre, y el joven tuvo que hacerse cargo del negocio de la familia, lo que significó una gran responsablidad.
Fue varios años después, en 1945, cuando junto con cuatro socios más, Servitje Sendra fundó Panificación Bimbo, S.A., y con eso dieron inicio a la historia de Grupo Bimbo.
Y lo demás es historia sabida. La empresa de creció enormemente y su éxito trascendió fronteras, mucho de ello gracias a la gran exigencia y fortaleza del empresario.
Don Lorenzo se casó con Carmen Montull y tuvieron ocho hijos y 24 nietos. Hasta el día de hoy son 48 bisnietos.
Quienes lo conocieron coinciden en que era un hombre prudente y enérgico; caracterizado por su austeridad y sencillez, su talento y sensibilidad, simpre puntual y prudente al hablar.
Mucho de su su ideología estuvo marcada por el pensamiento de grandes filósofos, entre ellos Federico Ozanam y Henri Bergson.
A lo largo de su fructífera vida, Don Lorenzo apoyó numerosas obras benéficas.
De manera discreta pero muy generosa, contribuyó económicamente a la construcción de escuelas, universidades, asilos y hospitales, entre otros.
El empresario fue reconocido en 1995 con el Premio Eugenio Garza Sada.
Sin embargo, este viernes 3 de febrero, México le dijo adiós al entrañable Don Lorenzo.