Las integrantes de la familia Espinosa Yglesias platicaron en exclusiva con CARAS, sobre la labor altruista que realizan, así como su gusto por el arte, mediante el cual, consiguen mantener un legado intacto.
Por Jorge Alférez
Tres generaciones de labor altruista La doctora Amparo Espinosa creció en una casa en donde el arte y los temas sociales eran cosa de todos los días. Lo antes mencionado, gracias a los valores inculcados por su padre, Don Manuel Espinosa Yglesias, reconocido empresario, banquero y promotor del arte y los temas sociales. “Mi papá siguió los pasos de mi abuelo, un médico que se sumaba y trabajaba por muchas causas, y al final, yo hice lo mismo. Quizá no lo había pensado, pero siempre ha estado en todos el hacer algo por los demás. Y ahora más que nunca, pues cuando muere mi papá, deja parte de su fortuna a la filantropía, teniendo como sede su casa. De esta manera y sin darle un segundo pensamiento, puedo decir que crecimos con ello”.
A la fecha, y aunado a los muchas licenciaturas, maestrías y doctorados con los que cuenta, la doctora Amparo preside la Fundación ESRU, legado de su padre, al tiempo que trabaja en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias y el Centro de Documentación y Estudios de Mujeres (DEMAC), el cual promueve el desarrollo integral de las mujeres. A su vez, impulsa el diálogo y los estudios por el Derecho a Morir con Dignidad.
Segunda generación
Amparín Serrano, hija de la doctora Amparo, ha seguido los pasos de su madre y de sus familiares, aunque a su manera y con sello propio. “Tengo a la mejor mamá del mundo, la que me aceptó y me dejó ser libre. En mi casa había solo dos reglas: votar y graduarme. Cumplí con ambas, aunque la segunda me costó muchísimo trabajo. Recuerdo que cuando conseguí mi título de diseño gráfico se lo entregué y después de eso, me fui a ser libre y a ser feliz”, cuenta emocionada.
Actualmente gracias a los dibujos animados y diseños que ha creado, y a Distroller, la cual hoy día es una marca de juguetes y accesorios líder en su ámbito, Amparín Serrano es referente del arte y de la diversión en toda su expresión. Aún así, confiesa no estar satisfecha y tener en mente muchas metas. “Me falta todo por hacer. Quiero volver a lanzar mi obra de teatro (Distroller el Miusikul), hacer una película, inventar más personajes, volverme monja, ir al espacio, tirarme del paracaídas... Hoy empiezo a vivir, me falta mucho y quiero intentarlo todo”.
Tercera Generación
Minnie West, quien es reconocida actriz y productora, a su vez es hija de Amparín Serrano y nieta de Amparo Espinosa, y es bajo este linaje de mujeres trascendentes, como expresa su orgullo por la familia altruista.“Formo parte de una familia en la que cada uno logró sus sueños e hizo cosas increíbles. Y más que sentir cierta presión, pues nunca nos obligaron a hacer algo o a ser alguien, sí fui formada para seguir mis sueños y hacerlo bien”.
De esta manera y siguiendo los pasos de su madre, Minnie siguió el camino artístico, comenta: “Cuando me preguntan: ‘si no fueras actriz, ¿qué te hubiera gustado ser?`, se me dificulta muchísimo, pues no me veo haciendo otra cosa. Yo siempre lo supe. Recuerdo que cuando era chica y mi mamá me llevaba al teatro, yo salía triste por no estar ahí. Era tal la pasión que yo tenía, que desde entonces sabía que me quería dedicar a ello. Nunca se me ocurrió hacer otra cosa”. No obstante, también trabaja en proyectos sociales y principalmente, a favor de los animales. De esta manera y siguiendo los pasos de las generaciones previas a ella, busca aportar más allá del lado artístico que cada día explota más en su labor altruista.
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