Francisco Toledo, el artista más importante de México

Francisco Toledo
Por Alberto Ortega Gurza

Francisco Toledo, fue un personaje empático, sencillo, divertido, auténtico y genial, dueño de una personalidad magnética. Con las pinturas y esculturas que lo proyectaron a la estratósfera del universo artístico creó un mundo fantástico. A dos años de su partida conoceremos las razones que lo convierten en el artista más importante de México.

Como filántropo se dedicó a defender el patrimonio artístico de Oaxaca y a promover la cultura mexicana en el extranjero. Platicamos con su amiga, la reconocida bordadora en seda Faustina Sumano García, quien nos habló del lado humano de este polifacético personaje.

Toledo poseía una inteligencia superior y memoria eidética. Frente a un mapa podía señalar cualquiera de las grandes ciudades del mundo y cientos de poblados del estado de Oaxaca, así como repetir sin error largas citas de sus libros favoritos. Igualmente asombrosa era su capacidad para recordar el nombre y la cara de cada persona que conoció en su vida. Jamás se le agotaba el tema de conversación y siempre estaba interesado en algo nuevo. Quienes lo trataron de cerca coinciden en que su carisma era irresistible.
francisco toledo

“El Elefante” (1978)

THE MAKING OF

Desde muy chico manifestó talento artístico e irrefrenable impulso creativo, tanto, que su papá permitió que pintara todo lo que quisiera en las paredes de la casa. En el colegio siempre sacó malas calificaciones porque no le interesaba estudiar ni hacer tareas. Lo que quería era dibujar, leer, visitar museos y platicar con los grandes a quienes les hacía muchísimas preguntas. Consciente o inconscientemente desarrolló su propia estrategia de aprendizaje. Al llegar a la adolescencia entró en un taller de grabado donde inició sus estudios artísticos. Más adelante se mudó a la Ciudad de México para ingresar a la Escuela de Diseño y Artesanías de Bellas Artes. Destacado como un talento, a los 19 años debutó como expositor en la capital del país, y poco después realizó su segunda exhibición en Dallas, Texas, donde dejó de firmar con su nombre de pila, Francisco Benjamín López Toledo, y adoptó el nombre artístico que conservaría a lo largo de toda su vida: Francisco Toledo.

PARÍS MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS

Con la ilusión de especializarse en grabado y empezar a exponer en Europa, a los 20 años se mudó a París. La combinación de sus fulgurantes dotes artísticas con su personalidad proactiva y carácter sociable pronto lo llevaron a la alta esfera cultural de la Ciudad de la Luz donde conoció y trabó relación con Rufino Tamayo y Octavio Paz. Aunque se dice más fácil de lo que es, empezó a exponer en prestigiosas galerías tanto de Francia como de España, lo que representó un logro trascendental para un joven artista zapoteca. A los 25 años volvió a México como un pintor consolidado. Construyó su nombre y empezó a generar grandes cantidades dinero, pero la sencillez de su corazón se mantuvo intacta. Se mudó un tiempo a Nueva York, por lo que, a los 30 años ya era un personaje multicultural y con el dominio de cuatro lenguas: español, zapoteca, francés e inglés.

Viviendo intermitentemente entre París y Barcelona, Nueva York y la Ciudad de México, a lo largo de los 15 años subsiguientes produjo pinturas, escultura, grabados y obras de cerámica. Y a los 52 años Toledo se instaló definitivamente en Oaxaca.

SU ARTE: UN RETRATO DE SU ESPÍRITU

Mezclando elementos ancestrales con inventiva y vanguardia, usó los pinceles para dar vida a una realidad paralela. Sus pinturas y dibujos hacen evidente su aprecio por la naturaleza. La muerte, la literatura, el sexo y el más allá son motivos recurrentes, así como también abundan papalotes, libros, máscaras y joyas. Elefantes, monos, murciélagos, iguanas, armadillos, tortugas, conejos, sapos, insectos mitológicos y hasta criaturas antropomórficas son protagonistas de sus creaciones. El maestro definió su obra como “un universo que ata cabos con lo real y simultáneamente despliega la metáfora”. Su obra, tan cautivadora y enigmática como irreverente y polémica, hoy está repartida en colecciones privadas alrededor del mundo y en los museos de Arte Moderno de México, el MoMa de Nueva York, La Galería Tate de Londres o la Kunstnernes de Oslo, entre otros. Descubre el artículo completo en la edición digital e impresa CARAS SEPTIEMBRE

Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Editora web y Social Media Manager de la revista Caras México de Editorial Televisa.
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