Por Mario P. Székely
A tres años de atrapar a México con sus reflexiones sobre el cine y la vida, sosteniendo sus dos premios Oscar, “los gemelitos”, en las manos por La forma del agua, Guillermo del Toro charla en exclusiva con CARAS sobre cómo ve a su querido país, el futuro de los jóvenes –la urgencia de apoyarlos– y de acercarnos al mundo sin la ayuda de una pantalla.
“Mi esperanza es poder seguir creando para México diferentes alternativas que bequen, impulsen o apoyen al talento que viene”. Guillermo del Toro
Guillermo del Toro. El hijo predilecto de Guadalajara, nos cuenta de su Pinocho animado, su filme Galería Nocturna con Cate Blanchett y Bradley Cooper, así como de su fascinación por escribir. Y sí… vuelve a pedirnos, como mexicanos, que nos la creamos.
Han pasado tres años desde el discurso de los Golden Globe Awards por La forma del agua en donde pronunciaste la frase de “Porque soy mexicano…”, ¿qué significa para ti saber que tus palabras –que se tornaron memes– inspiraron a millones de compatriotas por una validación tan anhelada? ¿Nos cuesta trabajo en México creer que somos chingones?
Yo creo que somos una mezcla de influencias única en el mundo: un cinéfilo mexicano conoce de cine latinoamericano, europeo, estadounidense, surcoreano, japonés… Somos profundamente plurales con nuestros enlaces a la cultura mundial. El Primer Mundo a veces es más de estarse viendo al ombligo en ese aspecto. Al mismo tiempo venimos de un país donde se hace mucho con muy poco, hay ingenio, echamos mano de lo que tenemos para hallar soluciones inmediatas, permanentes. Todo esto, también se resume en algo dolorosamente cierto, pero escaso: cuando vemos la oportunidad, la elección de la bondad sobre la corrupción, nos inspiramos mutuamente. Deportistas, artistas, científicos… todos son símbolos de lo que podemos realizar y lo que podemos llegar a ser. Es el sistema opresivo, el circuito endémico de corrupción, que hace difícil romper el ciclo. Somos una nación de ciudadanos; sin embargo, ejercemos esa noción en raras ocasiones.
¿Qué te llevó a hacer Pinocho, que se estrena en Netflix este 2021? Has dicho que exploras el tema del fascismo vs el individuo y artista.
Es eso: la historia de un títere durante la Italia de Mussolini. Un títere que se rehúsa a obedecer.
Al igual que Gepetto tallando sus figuras, un artista tarda años forjando su oficio y camino. ¿Qué tan urgente ves que, como mexicanos, desde el núcleo familiar hasta las escuelas, gobierno e iniciativa privada, cuidemos más la gestación del artista, con la posibilidad de vivir de lo que hace y no relegarlo a un hobby personal o trabajo de poca remuneración?
Este es un momento muy, pero muy difícil para la juventud. Hay una posible ausencia de horizontes por parte de los mecanismos gubernamentales que existían para la cultura, la ciencia, las artes… La iniciativa privada a veces se mueve, pero no como podría. Mi esperanza es poder seguir creando para México diferentes alternativas que bequen, impulsen o apoyen al talento que viene. Yo ayudo sin encajar en ningún sistema de aliciente fiscal o político. Pongo mi dinero o mi tiempo sin que sea ‘deducible’ o cosas así. Lo he hecho, porque el ejemplo que sigo es el de la productora Bertha Navarro, que me produjo Cronos cuando yo era un chamaco. He producido películas a primeros directores de México, Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. Algunos de esos nombres: Jorge Gutiérrez (El libro de la vida), Andy Muschetti (Mamá), Juan Antonio Bayona (El Orfanato), son cineastas que traían consigo innovaciones e ideas y que necesitaban ‘padrino’ para existir. Descubre la entrevista completa con Guillermo del Toro en la edición impresa y digital CARAS ABRIL